26. thanksgiving

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A ver, que fuera uno de los agentes más jóvenes de alto rango, fuera un experto en patear traseros y uno de los más óptimos operativos dentro de la agencia con el añadido de ser uno de los principales Avengers, no significaba que de vez en cuando ...

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A ver, que fuera uno de los agentes más jóvenes de alto rango, fuera un experto en patear traseros y uno de los más óptimos operativos dentro de la agencia con el añadido de ser uno de los principales Avengers, no significaba que de vez en cuando cometiera decisiones estúpidas. Podía echarle la culpa al alcohol, por supuesto, pero debido a que el alcohol no le hacía ningún efecto desde hacía dos años después de convertirse, eso no era excusa válida. Por supuesto que no

Se despertó con un gruñido bajo en una cama que no reconoció y en un lugar que de seguro no era el apartamento que compartía con Steve. La niebla de su mente apenas se estaba levantado y estaba confundido y desorientado, apenas siendo consciente de sus alrededores. A su lado, una exuberante rubia se hallaba durmiendo, solamente cubierta por una fina sábana de seda, su cabello extendido como abanico sobre la almohada le tapaba gran parte de la cara, que estaba apretada contra la almohada.

Recordó el bar al que había ido la noche pasada, los chupitos de tequila que había tomado y luego las dos amigas que lo habían llevado a la pista. Recordaba unas manos sacando su camiseta con desesperación y la textura de ese cabello en su puño mientras se la follaba por detrás.

Ah, mierda.

Eso y que estaba al otro lado de la ciudad. En maldito Baltimore.

Se quedó quieto por un momento, dejando que la realidad se filtrara a través de los resquicios de su mente adormecida. La rubia a su lado se movió ligeramente, y Aidan contuvo el aliento, rezando para no despertarla.

Con cuidado, deslizó las sábanas de seda y se levantó de la cama con sigilo, evitando hacer ruido. Buscó su ropa por la habitación, recogiendo sus pantalones del suelo y encontrando su camisa colgada de una lámpara de pie. La cosa de tener líos de una noche con una completa desconocida o desconocido es que no tenías que lidiar con la mañana después o los sentimentalismos. Que sí, que algunos se ponían pesados y existenciales, pero no había necesidad para ello.

Las cosas siempre eran consensuales, él tenía un código estricto de no tirarse a alguien que estuviera demasiado puesto o puesta, porque lo principal es que ambos dieran consentimientos. También estaba la cosa de siempre usar condones, obviamente y asegurarse que la otra persona estuviera en la pastilla si era mujer o si tenía los exámenes al día si era hombre. Las personas con las que se acostaba sabían que no recibirían una propuesta de relación ni su número telefónico o su nombre al día siguiente, aunque su cara hubiera salido en todo medio visual y audiovisual en los anteriores meses.

into the fire, STEVE ROGERS²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora