ITF| "his love was like fire, consuming, tempting. and i'll gladly run into it all over again."
BOOK TWO OF UNFORGETTABLE LOVERS SERIES
(mirko fabrizzio 2023, steve rogers x male! oc. todos los derechos reservados.)
SE PROHÍBE LA COPIA, TRADUCCIÓN O...
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Después de la extensa reunión de estrategia que tuvieron, decidieron que lo mejor por hacer era obtener un poco de descanso después del día tan mierda que habían tenido. Los acomodaron en una habitación improvisada en el lugar de centro de operaciones clandestino que habían encontrado Fury y Hill para ocultarse mientras el primero se seguía recuperando de sus heridas y contusiones y les proporcionaron sacos de dormir para nada cómodos pero que de todas formas agradecieron. La represa en la que estaban ocultos era un lugar húmedo y notoriamente frío, que se volvió el doble de ello en cuanto cayó la noche, como salir a la intemperie. Se trataba de una represa abandonada, justo a las afueras de la ciudad Capital Federal, donde no les podían seguir el rastro ni tampoco se les ocurriría buscar en lo absoluto. Estaba tocada por el tiempo, como era de suponer, rodeada de frondosos árboles que le cubrían alrededor e hileras de hiedra trepando por los bordes de los cimientos. Si había una cosa clara es que aquello parecía un lugar donde podrían resguardarse en caso de un brote zombie.
Natasha, al haber estado lesionada por el disparo recibido en el hombro, se durmió en aquel horrible sofá harapiento en la sala médica adaptada que servía como habitación y en la que el ex director descansaba. Al final del día, las sorpresas habían tomado más energía de la necesaria al darse cuenta Fury estaba vivo y todo había sido una farsa.
Cuando Sam cayó rendido al lado suyo, notó que Steve comenzó a helarse, apenas tenían algo con qué proporcionarse calor y a esas horas de la madrugada el frío parecía calar los huesos de cualquiera; para él que podía regular su propia temperatura naturalmente gracias a sus poderes, no era mayor inconveniente, pero aun cuando el suero corría por las venas de Steve, de todas formas seguía siendo susceptible a temperaturas tanto bajas como altas. Cualquiera pensaría que Steve, al haber estado más de setenta años en el hielo ya se habría acostumbrado a la sensación de la mordida que dejaba esa sensación que se asentaba como cuchillas pequeñas en la piel, pero ese no era el caso. Sin darle un segundo pensamiento, el castaño se levantó cuidadosamente de su saco de dormir y se metió en el de Steve con cuidado de no despertar a Sam.
Sintió cómo el cuerpo de Steve se tensó ante la acción, pero luego de un segundo, su pose se relajó, confiado al reconocer el aroma del perfume del ex agente. El castaño dejó salir un suspiro y se acurrucó tanto como pudo en ese saco de dormir contra Steve, compartiendo su calor natural con él para que no se congelara hasta los huesos. Compartir calor corporal. Claro. Supervivencia básica.
