48. when the saints march in

111 15 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sokovia era un manto blanco de nieve al amanecer, visible a través de las nubes mientras el quinjet sobrevolaba la zona militarizada en la sección boscosa en la que las coordinadas proporcionadas los habían enviado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sokovia era un manto blanco de nieve al amanecer, visible a través de las nubes mientras el quinjet sobrevolaba la zona militarizada en la sección boscosa en la que las coordinadas proporcionadas los habían enviado. Gracias al esfuerzo combinado de las investigaciones llevadas a cabo en las últimas treinta y ocho horas, el equipo se había coordinado como nunca para ahondar de manera imperiosa los principales detalles en cuanto a la información de HYDRA se refería y la localización del cetro de Loki. El resultado había sido certero, solamente asegurado por las fuentes de Hill, quien quiera que fuera, que les ayudó a localizar la base de operaciones fuertemente resguardada ahí en lo oculto de Sokovia.

No solo eso, también tenían razones para creer que uno de sus líderes, o al menos aquella facción, estaba presente en el lugar: el Baron Wolfgang Von Strucker.

Siendo un país del Europa del Este arruinado, viciado de conflictos geopolíticos, Sokovia colindaba en gran parte con Eslovaquia y la República Checa. Sus tazas de mortalidad eran alarmantes, rebeldes que luchaban por los derechos como tantas personas lo habían hecho en la historia de la humanidad, personas que desaparecían, alta tasa de pobreza. Incluso el costo de la vida era en alguna forma apestaba a peligro.

Los motores del quinjet reverberaban en el casco de la nave, una creación que mezclaba velocidad, mecánica, ingeniería y lo último de la tecnología que podía ofrecer. Natasha tenía los cascos puestos en sus oídos, tomando el control de la nave y Clint como su fiel mejor amigo la acompañaba en el asiento del copiloto. Por todo lo que sabían, estaban volando sobre las nubes, para así evitar ser descubiertos a temprana hora por los servicios de patrullaje y las cámaras perimetral. Era difícil ver desde tan arriba a través de la ventana y en pleno movimiento, pero era más que seguro que las instalaciones estaban muy firmemente resguardadas, era más que evidente. Estaba apenas amaneciendo en el lugar, cuando habían pasado el centro de la ciudad hacía poco, las luces de la calle ya se habían apagado y a pesar de que el cielo todavía tenía la tonalidad mortecina típica de un país en invierno nevado, comenzaba a aclarar lo más que podía estando cubierto de nubes.

Se ajustó los guantes sin dedos que iban unidos al traje especial, un diseño que gritaba a todas luces el diseño de Stark en colaboración con el toque de Halliwell. Había cambiado la gama de colores a plateado y dorado, con el símbolo en el pecho y aunque era ajustado en ciertas partes aun, como algo que era todavía nuevo, decidió que era perfecto para estrenarlo. Había decidido no incorporar una capa, al menos en aquella versión, , porque para eso ya estaba Thor abarcando aquella opción. Se ajustó el dispositivo de comunicación en el oído, una cosita pequeña que iba en el pabellón auditivo y lo mantendría comunicado a todo momento, excepto en momentos de interferencias.

into the fire, STEVE ROGERS²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora