1.NESSY

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Espero que lo disfrutéis un montón.

Estaba sentada en la copa de mi árbol favorito, observando aquel amanecer tan espectacular. El cielo estaba completamente despejado y se veía claramente como el Sol ascendía poco a poco. A lo lejos se observaba un manto de nubes que cubría las montañas más altas del horizonte.
En ese momento me di cuenta de por qué amaba sentarme en aquel árbol cada mañana y disfrutar de los primeros minutos de luz del día. Los pájaros me deleitaban con su dulce melodía y los veía revolotear a mi alrededor.

Aquel roble, tenía dos años menos que yo. Lo había plantado con la ayuda de mi madre y lo había cuidado hasta que se había convertido en lo que era ahora. Un árbol robusto y firme. Sus hojas verdosas relucían con la luz del sol mañanero. Cuando las miraba se creaba un pequeño arcoíris al contrastar la luz con las gotas de rocío. Ese árbol era mi historia, mi vida, pero lo más importante era que lo había plantado con mis padres, ellos me habían enseñado todo lo que sabía y me habían hecho crecer hasta ser la persona en la que me había convertido.

¡Cuánto los extrañaba! Desde que murieron, pensaba en ellos todos los días, todas las noches antes de acostarme, cerrar los ojos y dormir. Esperaba a que pasaran los días, sin más. Yo al menos, lo llevaba bien, mejor que mi hermana pequeña. Cada noche lloraba por ellos y yo la consolaba intentando no dejar escapar las lágrimas de mis ojos.

Bajé de la copa del árbol y me senté en el suelo con la espalda apoyada en su tronco. La imagen de ellos se vino a mi cabeza. Una lágrima se escapó de uno de mis ojos y se deslizó por mi mejilla hasta caer desde mi barbilla al suelo. Contemplé el horizonte, más lágrimas corrieron echando carreras por mi rostro.

Cuando el sol salió del todo e iluminó el cielo, me levanté y me sequé las lágrimas que se habían esparcido por mi cara con un pañuelo. Decidí que era la hora de despertar a mi hermana pequeña. Caminé por el amplio jardín de colores vivos, el cual seguía cuidando cada día para mantener el espíritu de mis padres latente en cada rincón de la casa, en dirección a la puerta de entrada.
Me aseguré de que en mi cara no quedasen signos de lágrimas, pude disimular el hinchazón de mis ojos poniendo un poco de hielo sobre mis párpados, después recorrí el pasillo despacio.
La habitación de mi hermana era la última. Mientras caminaba hacia su habitación veía todas aquellas habitaciones vacías sin nadie, ni siquiera un alma en pena. Antes estaban llenas de gente, ahora tan solo quedaban los recuerdos.

Abrí la puerta de su habitación con cuidado de no hacer ningún ruido. Mi hermana yacía en la cama, dormida profundamente. Me quedé un rato observándola descansar, sin preocupaciones. Me pregunté qué estaría soñando. Estaba segura de que mi hermana se había percatado de mi presencia, pero fingió dormir para que yo la despertase con mimos y caricias. Me acerqué a ella lentamente. Le acaricié la mejilla y la besé suavemente en el moflete. Ella abrió un ojo, disfrutó de los segundos que estuve haciéndole un pequeño masaje en la cabeza con las puntas de mis dedos. Me miró y se empezó a reír. La sonrisa que se formó en mi cara era sincera. Kate se incorporó. Me abrazó tan fuerte que pensé que se me cortaba la respiración por un segundo y que se me salía el corazón por la boca.

Le dije que se vistiera rápido y fuese a desayunar conmigo. Ella hizo justamente lo que la pedí. A los cinco minutos ya estaba con un vaso de leche sentada en frente de mí. Empezó a darle vueltas a la cuchara, removiendo su desayuno ensimismada.

-Nessy, tengo ganas de ir a la escuela. El verano ha sido demasiado largo, ya me aburro -dijo ella convencida.

-¿Cómo te va a parecer largo el verano? -exclamé sin dar crédito.

MistikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora