(Narrando en presente)
Qué asco de vida.
Por qué tenemos que quedarnos en un campamento de unos elfos repugnantes y absolutamente desconocidos. Si entendieran lo que estos siniestros elfos son. Nunca me han gustado sus orejas puntiagudas. ¿Y que todos sean guapos como caídos del cielo? Me dan mala espina.
Qué asco de vida.
Me tengo que quedar durmiendo en una carpa con todos mis supuestos amigos que no paran de echarme miraditas maléficas, cuchichean a mis espaldas y me contestan a todas horas. Se creen que tramo algo, pero no lo van a descubrir hasta que yo lo revele. Pobrecitos. No me dan pena.
Qué asco de vida.
Por qué tengo que ser yo la que haga todo el trabajo sucio, algún día mi madre me recompensará por esto. Estoy segura y yo obtendré mi parte del trato, esto va a ser interesante. Mi Ronni estará conmigo por fin.
(Narra en pasado de nuevo)
Estábamos dejando nuestras cosas en el suelo, Merry nos pidió que fuésemos con él a la enorme carpa central. Obviamente lo hice, ya que los demás se enfadarían conmigo aún más si me negaba.
Las ganas que tenía ahora mismo de ir a una fiesta élfica eran las mismas que tenía de tirarme por un puente, cero. Me agotaba estar todo el día sonriendo y fingiendo que me caían bien. ¿Por qué razón? No lo sé. Ness era la única con la que me interesaba empatizar, aparte de Ron.
Las mentiras que decía una y otra vez se iban acumulando poco a poco a veces me confundía y me contradecía, ellos se daban cuenta, por supuesto.
Cada vez me costaba más ocultárselo, mi paciencia se estaba agotando muy rápido. En el momento en el que explotase, no habría vuelta atrás y todo sería destruido cruelmente, por mí.
La escena era tal y como Ness la había descrito. Al menos esa idiota era buena en algo.
Me senté en uno de los bancos que acompañaban a las mesas de madera llenas de jarras de cerveza vacías, llenas o a medias. Algún que otro elfo me miraba con la misma cara de asco que la mía, yo le dirigía una sonrisa falsa y amenazadora y él se iba sin volver a mirarme. Una cosa que me sorprendió es que no vi a ninguna mujer, aparte de nosotras cuatro.
Me fijé en los demás que seguían a Merry sin percatarse de que yo ya me había acomodado y no pensaba moverme hasta que la velada terminase. A mí también me daban igual ellos.
Tenía ansias por llegar a la guarida del Gran Mago, tan difícil era ir directamente.
Ron y Luke se apropiaron de una jarra en muy poco tiempo y las tres sabandijas (Branwen, Carly y Ness), ya estaban con sus bailecitos. Qué pena daban. Fingí que no les conocía, pero era prácticamente inútil. Era una amazona rodeada de elfos y curiosamente los únicos que eran de otras especies eran ellos.
De todos modos, me centré en beberme mi birra, ya que en Elinor no estaba muy bien visto beber alcohol, así que aproveché. Un elfo normal y corriente se sentó a mi lado y eructó de una forma brutal. El asco que eso me provocó me dejó pálida. Me giré y vi que iba totalmente ebrio. Le cogí de los pelos y me levanté con él.
Le llevé hasta la salida de la carpa le di una bofetada bien fuerte y le eché de una patada. El elfo ni se inmutó, pero a mí me daba igual. Cuando quise volver mi sitio estaba ocupado.
—Eh, tú, apártate de ahí, es mi sitio.
—No es tuyo, ¿tiene tu nombre? No, pues ya está —me contestó burlándose.
—Osas contestarme elfo inútil. No eres más que un esmirriado que se las da de pivón y va por la vida emborrachándose y cazando —dije enfadada.
—Los elfos no somos eso, cómo te atreves a insultarnos.
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Mistiko
FantasyNessy y Carly van a dar un paseo por el bosque hasta que son atacadas por unos seres extraños. Despiertan en Erlannis, un país de fantasía lleno de criaturas mágicas. Este, es acechado por la reina Keisha, que quiere apropiarse de él y destruirlo. P...