27.NESSY

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La cena comenzó. Una serie de sacerdotisas empezaron a traer bandejas llenas de comida y de bebidas extravagantes de colores llamativos. Una sacerdotisa, justo la que me había llamado para pedirme que ayudara a decorar el comedor, nos trajo una serie de pequeños vasitos llenos de bebidas diferentes.

Cada uno cogimos un vaso de cada bebida. El primero que probé fue una bebida inspirada en la diosa Atenea. Era de color azul oscuro y llevaba arándanos y moras del bosque.

Otra que también me gustó mucho, fue una inspirada en el dios Poseidón. Era burbujeante y tenía un toque salado que alteraba tus papilas gustativas.

La última que probé fue la de la diosa Artemis, era un zumo hecho a base de frutos del bosque de las amazonas. Cada vez que probábamos una bebida, Luke y yo debatíamos sobre su sabor e intentábamos sacar los ingredientes que las componían. No acertamos ninguna excepto la de Atenea.

Branwen fue quién, después de debatir, nos dijo los ingredientes y los sabores de las bebidas. Estuvimos esperando a los entrantes mientras hablábamos. El tema principal de conversación en nuestra mesa eran los jugos que acabábamos de tomar. Estos, habían sido idea de Carly, que recibía numerosos cumplidos por su vestido.

—¿Os han gustado las bebidas? —Hipólita apareció detrás de Luke y preguntó sobre el comienzo de la cena.

—Sí, estaban demasiado buenas y nos hemos divertido mucho intentando descifrar los sabores —respondí yo.

Todos asintieron.

—Me alegro, ¿algo más que agregar? —preguntó.

—Me ha encantado la bebida que se inspiraba en Artemisa —comentó Branwen.

—Me alegra oírlo, todo es pobra de nuestras sacerdotisas.

Nadie dijo nada al respecto.

Todos nos miramos y seguimos sin decir nada. La cara que puso la reina fue graciosa. Se notaba la incomodidad.

—Bueno, pues entonces, me voy —dijo rápidamente y se marchó a preguntar en más mesas.

Lo siguiente fueron los entrantes, nos sirvieron un montón de pequeños canapés de frutas endémicas de su tierra y con sabores extraordinarios.

Algunos eran de color rosa fucsia y negro, estaban dulces y un poco agrios a la vez. Otros eran azules como el océano y tenían un sabor peculiar que soy incapaz de describir.

Una sacerdotisa llegó a nuestra mesa y nos hizo una pequeña presentación, sobre las frutas que habían utilizado para preparar esos deliciosos entrantes. Tenían nombres muy raros difíciles de recordar.

También nos trajeron el primer plato. En honor a Artemisa, nos trajeron una tabla con distintas carnes que las amazonas habían cazado durante años. Las carnes estaban aliñadas con salsas o con una pizca de sal.

Cada carne estaba cocinada en su punto. Cogimos cada uno un trozo de la carne que más nos apetecía y lo pusimos sobre nuestro plato. Comenzamos a comer seguros de que sería una exquisitez. Y así fue. Qué delicia de comida. Se notaba que estaba recién hecha y muy bien cocinada. Estaba muy hecha cómo me gustaba. Los demás disfrutaron al igual que yo.

—¿No comes carne, Branwen? —preguntó Luke extrañado.
—Oh, no. Soy vegetariana, por eso de que soy un hada de los animales. Para mí es una atrocidad comer carne —contestó Branwen explicándole su situación a Luke.

—Bueno, no te lo puedo negar, pero esta carne está muy buena. Entiendo tu situación —dijo Luke.

Seguimos degustando la cena tranquilamente. Después alabamos su intenso sabor y le dimos la enhorabuena a la cocinera. Por último, faltaban los postres. Mi parte favorita.

MistikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora