Me acerqué a uno de los Ariqdesh, lo hice con cuidado, no estaba seguro y prefería ser cauto a lanzarme a lo desconocido. Habían sido buenos con Branwen, pero ella era un hada y yo un mago. Debía tener cuidado y tomar precauciones, necesitaba pasar más tiempo con ese animal que sería mi compañero para asegurarme de que no era peligroso. Las leyendas no mienten, a veces sí, pero raramente.
Le acaricié y me di cuenta de que su pelaje era suave como el de un gato de casa, como los gatos de algunas alumnas de la escuela de hechicería. Era adorable, sí, eran bestias, las leyendas contaban que mataban a gente y se la comían, pero esa podía ser la excepción en la que las leyendas se confunden. Los ojos de esos animales eran profundos, preciosos, intensos... Le sonreí antes de agarrarme a su pellejo y subirme a su lomo de un salto. Me tumbé boca abajo sobre él, le abracé, rodeé su cuello con mis brazos y su panza con mis piernas, disfruté.
El felino ronroneó cuando le rasqué el mentón. Volví a sonreír y escuché a Branwen prepararse. Miré a Ness, había hecho exactamente lo mismo que yo, se la veía encariñada con su nuevo amigo.
—Debería de ponerte un nombre —escuché a Ness hablando con el pequeño gatito—, veamos, que nombre te queda bien. Bala, no ese no me gusta. Trufa, no muy empalagoso. Bola de pelo, demasiado largo —se la empezaron a ocurrir nombres extravagantes, pero en ese momento intervine.
—¿Y si quitas parte del nombre y le llamas Bola? —se me ocurrió.
—Sí, es perfecto —respondió ella—, te llamaré Bola, sí, Bola. —le dijo al Ariqdesh.
—Me gusta —le dije.
A veces no me daba cuenta de lo adorable que podía ser Ness, de primeras parecía una chica dura, ruda, fuerte, de piedra, pero según la ibas conociendo te dabas cuenta de que era un peluche. Su mejor amiga también lo era, solo que era un poco más pija y sofisticada. Eran las dos muy guapas y simpáticas, buenas personas y valientes hasta la médula. Yo no habría podido soportar lo que acababa de pasar.
Escuché a Branwen dar la señal de que nos íbamos y le di una pequeña palmadita al Ariqdesh para que se pusiera en marcha. Yo también tenía que pensar en un buen nombre para ponerla. Era hembra, lo supe por el tipo de ronroneo. Puede ser que lo descubriera con una pequeña ayudita de un hada del grupo cinco. Por eso mismo me acerqué a Ness y a Bola.
—Ness, es hora de que me ayudes a elegir un nombre para mi compañera —dije entusiasmado.
—Perfecto, yo te ayudo —se ofreció Ness.
—¿Qué te parece Lana? —dije pensando que la gustaría.
—No, es muy cursi —respondió cortante.
—¿Qué te parece Dione? —dije.
—No, no me entusiasma.
—Pues no sé qué nombre ponerla.
—Yo sí —respondió—. La llamaremos Karma. Sí, me gusta ese nombre—. A veces hablaba sola, era encantadora y estaba loca, pero era más encantadora.
—Me parece bien —sonreí— Karma.
Estuve un buen rato conversando con Ness después de ponerle nombre a mi Ariqdesh. Ness era muy graciosa y se hacía un poco la tonta. Sus intentos de chistes eran más graciosos que si contase los chistes bien. Su pelo largo y rizado se topaba con su cara más d una vez y eso la enloquecía.
Nessy era risueña, un poco arisca y cabezota, muy cabezota. Era muy interesante hablar con ella sobre cualquier tema, sus opiniones eran peculiares y las razonaba bien, al final terminaba convenciéndote de por qué pensaba esas cosas. Más tarde me acerqué al hada y decidí ponerle un nombre a su gatito. Se llamaría Arándano, por el color de sus ojos. A Ness la resultó divertido el nombre y me dio su aprobación. Carly se unió a nosotros después de estar un rato hablando con Freya, la amazona con el pelo trenzado castaño.
—¿A dónde vamos ahora? —preguntó en alto.
—Posiblemente a la ciudad de las amazonas —respondí dudando de mi respuesta—, ¿verdad Branwen? —dije para asegurarme.
—Sí, probablemente —dijo Branwen mirando a las dos amazonas que iban detrás de nosotros.
—Sí —dijo Artemisa, la rubia.
—Bien, quiero ver esa ciudad llena de lujos y mujeres que visten realmente bien —dijo Carly entusiasmada, muy Carly de su parte.
—Madre mía, nunca cambiarás, ¿verdad? —exclamó Ness, yo le reí la gracia.
—Es que mira que ropa llevan —dijo medio chillando—. Es magnífica, cómoda, práctica y las protege. Necesito que me ayuden a diseñar cosas como esas— siguió chillando.
—Me da a mí que la fanática de las amazonas que se ha hecho su fan número uno y que sabe que existen desde hace tres horas no va a cambiar —solté una pequeña carcajada.
—Y qué si no cambio, ¿me vas a hacer un masaje en los pies o qué? —respondió Carly usando la broma de antes en mi contra.
—Pues sí —dije indignado, pero con una sonrisa en la cara y felicidad en mi mente.
—¿Queréis dejar de pelear como niños de cinco años? Solo falta que no os invitéis a vuestros cumpleaños —dijo Branwen riéndose. Ness empezó a reírse también.
—¿Y qué pasa si tengo cinco años? —empezó a vacilar Carly.
—¡Eso, ella tiene derecho a tener cinco años! —seguí yo.
Otra carcajada salió de mi boca. Pobre Branwen tenía que estar hasta las mismísimas narices de nosotros tres.
—Pues si vosotros dos tenéis derecho a tener cinco años, yo también —dijo Ness siguiéndonos el juego.
—Faltan treinta minutos —Artemisa pasó al lado de Carly y la informó del tiempo que quedaba para llegar a la ciudad.
—Gracias, ya estaba excitada, ¡pues claro que sí, vamos a excitarla más todavía! —exclamó Branwen riéndose.
—De nada —respondió Artemisa riéndose también.
—Vaya bromas que tenéis aquí, ¿no? —dijo Freya colocándose al lado de Ness.
Todos asentimos a la vez. Otra carcajada grupal resonó en el bosque, creo que fue el momento en el que más me reí ese día. Seguimos caminando, fueron treinta minutos aguantando a Carly gritando y entusiasmándose por todo. Se podría decir que fue entretenido.
El bosque estaba tranquilo, lo único que se oía eran nuestras voces haciendo chistes y contando anécdotas. Branwen fue la que más contó, tenía trescientos años y la habían pasado un montón de cosas divertidas.
Cuando salimos del espeso bosque pudimos divisar la ciudad de las amazonas un par de kilómetros al fondo. Carly empezó a gritar de alegría, solo quedaban diez minutos al galope para llegar hasta allí. A la cuenta de tres empezamos a correr y cabalgar como nunca dirigiéndonos a la ciudad.
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Mistiko
FantasyNessy y Carly van a dar un paseo por el bosque hasta que son atacadas por unos seres extraños. Despiertan en Erlannis, un país de fantasía lleno de criaturas mágicas. Este, es acechado por la reina Keisha, que quiere apropiarse de él y destruirlo. P...