Mierda, pero qué apuestos se ven los hombres cuando conducen con una sola mano.
El viento me revolvía el cabello y refrescaba el rostro. Chishiya conducía un descapotable negro (préstamo de Tatta) en el asiento junto a mí y el sol se reflejaba en sus gafas oscuras, añadiendo un brillo adicional a su apariencia, ya de por sí, atractiva.
Mientras conducíamos por la carretera, el paisaje cambiaba a nuestro alrededor. Los edificios se extendían por el horizonte, mientras que el mar brillaba a lo lejos bajo el sol del mediodía. La música suave que salía de la radio conectada al Mp3 del peliblanco creaba una atmósfera cómoda en el interior del auto, aunque Chishiya ocasionalmente desviaba la mirada del camino y atrapaba mis ojos sobre su perfil, haciéndome sonrojar y apartar la atención.
—Pensé que estarías más emocionada por ver otra cosa que no fuera La Playa o sus integrantes —comentó con falsa inocencia.
—Sí, pero yo no pensé que te fueras a ver tan bien bajo el sol —le reclamé sin pensar.
Su risa ligera y ronca llenó mis oídos y no pude evitar sonreír a pesar de mí misma. Había algo en su manera despreocupada y juguetona de abordar la situación que me hacía bajar un poco la guardia, incluso cuando intentaba mantenerme distante.
—¿Te distraigo? —preguntó con una ceja alzada.
—No hagas preguntas obvias. Puedes hacerlo mejor —traté de devolverle el juego.
—¿Hacer qué? —esta vez frunció el ceño y se vio tan confundido que no supe si golpearlo o plantarle un beso para que se dejara de estupideces.
Contrólate, Tara.
—Deja el papel de inocente, no te queda bien.
—¿Prefieres interpretarlo tú? —y ahí estaba esa sonrisa traviesa.
—Ya no digas nada. El viaje había sido ameno hasta que hablaste.
Chishiya dejó salir una carcajada limpia.
—Fuiste tú la que comenzó con esto, yo nada más hice un simple comentario y tú le diste la vuelta al asunto —se encogió de hombros.
—¿Ahora es mi culpa? ¡Pero si eres tú el que siempre juega así!
—Lo único que digo es que yo estaba en paz hasta que tú empezaste a acosarme con esos enormes ojos.
Abrí la boca indignada.
—Yo no hice eso.
—Claro que sí, ya te lo había dicho, tu forma de ver a la gente es bastante intensa.
—Lo dices cómo si fuera algo malo.
—Te lo digo como un cumplido.
—Pues no se siente como tal.
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FanficYa sabía de primera mano que Niragi era malditamente atractivo. Sin embargo, tenerlo así de cerca, con su perfil iluminado por la luna y sumido en una extraña paz, me arrancó el aliento por primera vez. -Ya deja de mirarme así -habló sin abrir los o...