El sudor le corre por la frente y eso me excita aún más, sus gemidos en mi boca me piden más... lo que me hace complacerla, porque ella es mi princesa, no ¿Qué digo princesa?
Ella es mi Reina.
Lo rectifico cuando en vez de verla debajo de mi cuerpo sudado, la veo frente a mí en el altar.
Ella está vestida de blanco con su cabello lacio cayendo por su espalda, el velo en su cabeza solo la hace ver más preciosa de lo que ya es. Su maquillaje delicado el día de hoy me deja aún más maravillado, su piel suave se deja ver en sus brazos al descubierto por el escote del vestido. Siempre he pensado que a HeeSook le quedan perfectos los escotes, y hoy es una prueba de ello.
— Yo, Jeon JungKook, prometo serte fiel, en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la felicidad, estaré junto a ti para amarte, apoyarte, y serte leal hasta que la muerte nos separe. — murmuro las palabras dictadas por el padre y ella me sonríe así de hermoso como acostumbra a hacer, aunque hoy sus ojitos aguados me hacen ver su verdadero sentimiento el día de hoy.
— Yo, Kim HeeSook, prometo serte fiel, en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la felicidad... y estaré junto a ti para amarte, apoyarte, y serte leal hasta que la muerte nos separe.
Luego de escuchar las palabras del padre en lo que me concentro es en lo que más me importa de ello.
— ... Los declaro marido y mujer. — sonrío y HeeSook me la devuelve— puede besar a la novia.
Me acerco lentamente a ella y le tomo las mejillas para atraer sus labios a los míos, termino dándole el beso que considero el más importante que nos hemos dado. Olvido el mundo exterior cuando este beso sella lo que somos de ahora en adelante. Me separo un poco y junto su nariz con la mía para después escuchar los aplausos que abarrotan la iglesia.
Sonrío con mis ojos cerrados y después los abro para verla a ella sonriente. Le doy un beso en su frente y tomo su mano para voltear hacia todos los invitados.
Es mi esposa... mi HeeSook ahora es mi esposa.
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OUR WISH © JK
FanfictionI L I K E I T: 𝑷𝒂𝒓𝒕. 𝑰𝑰. La vida les ha sonreído, se han graduado, tienen su trabajo y se han casado. ¿Qué más podían pedir? Aunque si bien es cierto el ser humano es avaricioso y siente mucha ambición, ellos no podrían ser la excepción. En...