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JungKook

Bien... ¿qué va primero?

Suspiro sin poder recordar lo primero que me indicó HeeSook. Coloco mis brazos en jarra mientras veo a mi hijo acostado sobre la cama mientras se mueve inquieto pero tranquilo. Rasco mi cabello intentando hacer memoria sobre lo que mi esposa me dijo.

— ¿Recuerdas lo que dijo mamá JeonYul? — murmuro cuando me inclino hacia mi bebé con mis manos sobre mis rodillas. Mi campeón se vuelve a remover en la cama mientras me mira fijamente sin entender obviamente lo que le estoy diciendo.

Hago un murmullo y acerco mis manos al bebé para quitarle primero su mono de algodón, dejándolo así en su body de la misma tela con estampado de rayas blancas y azules. Se mueve tanto que se me complica hacerlo en poco tiempo.

— ¿Me ayudas un poco? — le propongo con tono neutro y mi pequeño solo me mira. Le hago cariño chasqueando mi lengua varias veces y sonriéndole, por lo que sonríe levemente y sigue moviendo sus piernas rápidamente— ¿Cómo es que con tres meses te mueves tanto, eh?

Me desespera porque no me deja terminar, pero eso no es motivo para descontrolarme, simplemente suelto una risita por lo irónico del caso, ya que parece moverse más justamente cuando está conmigo... para mi que los bebés son más inteligentes de lo que podemos pensar.

Mientras pienso eso último lo miro a los ojos con los míos entrecerrados. Prosigo a quitarle el body y ya queda con solo su pañal cuando le quitó las medias, le sonrío nuevamente mirándolo con orgullo en mi rostro.

— Esta vez no me vas a ganar. — le murmuro retador y luego le doy un beso en su pancita para irme a su cuello para aspirar su aroma y dejarle otro beso allí— Te amo. — le murmuro alejándome un poco para seguir con lo importante.

Tomo aire profundamente y suspiro fuerte.

— Bien aquí si me tomas desprevenido. — digo mirando el pañal. Me quedo pensando un rato mientras veo a mi campeón hacer puños con sus manitos y buscar llevárselos a la boca, me acerco con cuidado y retiro su mano haciendo que lo vuelva a intentar y cuando no se lo permito empieza a soltar hipidos.

— Solo es pipí... — una risita detrás de mí hace que voltee para ver a mi esposa cruzada de brazos mientras entra a la habitación, al estar detrás de mi coloca sus manos en mis hombros y deja un beso en mi espalda para después colocarse a mi lado.

— Igual me pone nervioso que pueda hacerle daño. — le digo en un murmullo y ella sonríe suave.

— No será así — dice suave mientras niega con su cabeza. Su mano acaricia mi brazo mientras me brinda una sonrisa que me da la confianza para mirar a nuestro hijo quien está degustando de su mano, entrecierro los ojos y niego.

OUR WISH © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora