Una nueva amenaza pone en peligro la familia que Zero y Milo han construido trás dieciséis años de una vida pacífica. Antiguos amores regresan del pasado, secretos celosamente guardados salen a la luz, y aquellos que creyeron, jamás volverían a ver...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El desayuno para sorpresa de Milo y Zero, había sido placentero, una experiencia que si le preguntaban, volverían a repetir una vez más. Y es que, para ellos había sido una grata sorpresa que ni uno de los santos presentes indagaran mas allá de lo necesario con interrogatorios incomodos y fuera de lugar sobre su vida, de esa vida que habían formado tras dieciséis años.
Aunque, ese momento de tranquilidad comienza a esfumarse por completo tras la salida de varios santos. Aldebarán y Aioria son los últimos en ponerse de pie y los encargados de llevarse a Ren para que Shion, Athena, Milo, Zero, y Kyoko hablen de lo que realmente le compete a la diosa.
-¿Puedes explicarnos qué fue lo que sucedió? -pregunta Athena mirando directamente a Kyoko. A su lado, Milo y Zero se tensan.
-Yo...ya se los había dicho -responde Kyoko bajando la cabeza.
-¿Te molestaría volver a decirnos? -insiste Athena frente a ella.
Kyoko suspira.
-Ai me invitó a su casa -comienza diciendo- nuestras últimas clases habían sido canceladas y Ai ya me había comentado que su madre le había permitido invitarme a su casa. Nos pareció buena idea aprovechar ese tiempo para ver una película... y la verdad es que a mi me emocionaba conocer a sus padres.
Zero chasquea la lengua la mismo tiempo que se cruza de brazos y frunce el ceño, una vez más lamentándose por no haberse dado cuenta de quien era realmente aquella chica.
-Conocí a su papá. La verdad es que me trató muy bien, incluso me dijo que pidiera cualquier cosa, que estaba en mi casa. Me pareció que era un hombre muy amable...
-¿Amable? -pregunta Zero con incredulidad.
-¡Zero! -lo interrumpe Milo a su lado, y Zero voltea a verlo con mirada fulminante. Después suspira al percatarse de las miradas de Shion y Athena puestas en él.
-Kyoko, Kuran Kaname, no es para nada amable ni mucho menos una buena persona. Él... -baja la mirada- él es alguien de lo peor, capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir lo que desea.
Kyoko frunce el ceño.
-Ni siquiera lo conoces.
-Oh, claro que lo conozco. A él y a Yuuki, la madre de Ai.
Los ojos de Kyoko se abren al igual que sus labios.
-Yuuki creció conmigo -responde antes de que su hija formule la pregunta- y Kuran Kaname... él era el presidente de una clase especial que se impartía en la academia en la qué yo asistía; una clase dónde solo a los vampiros se les permitía la entrada. Yo... yo era el cazador asignado para vigilar que esos chupa sangre se mantuvieran en orden y no causarán algún tipo de estragos con los humanos que también asistían; por eso, cuando te digo que Kuran Kaname no es amable y mucho menos una buena persona, es por que lo conozco.
