Capítulo 10: Decisiones

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Capítulo dedicado a: LauraS661065, AdrianaValeMora, Kokoro_23, TreyciToro, ivarojas, Mini_Yuri, Plastic_Lover_ZK, DaileniPerezcrispin, rachidahammoud, DarknesfanCreepys, CinthyaMagdalena, ach1102, YohamnaRodriguez20, Syreydirs, TezukaBuchou, AdeleyFonseca, Samavanegas, Dranadeshio1 y AndreaMolinaHuaman, quienes votaron el capítulo anterior ¡¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!! 💕💕💕💕

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En completo silencio bajan uno a uno los escalones hacia escorpio. En completo silencio llegan al majestuoso templo sin siquiera dirigir la mirada a sus hijos que se encuentran en la sala comiendo cereal en compañía de Mu, que voltea a verlos en cuanto entran al templo. A esas alturas, Zero se arrepiente de haberle pedido a ese santo cuidar de ellos mientras él subía a buscar a Milo. No lo negaba, estaba preocupado. La sola idea de que Athena hubiera mandado a Milo a una misión le había obligado a pedirle al santo que había subido con las intenciones de saber que sucedía con aquel dios todavía desconocido para ellos, que cuidara un momento a Ren, pues su querida hija parecía no querer dirigirle la palabra. Ahora, Zero prefería mil veces la misión que llegar a acuario, oír la voz de Milo, y escuchar lo que dijo; y es que, aunque no lo supiera, en esos momentos Zero pensaba exactamente lo mismo que Camus: Milo solo había buscado la manera de aludir aquello para no tener algún tipo de altercado con él, después de todo, cuando su relación comenzó Milo estaba buscando una manera de olvidarse de Camus... de aquel que por años había amado incondicionalmente.

-¡Papi! -grita el pequeño Ren que se levanta de un salto y corre directamente hacia Milo, su ojitos brillan al contemplar a su querido papi portando aquella brillante armadura- ¿Dónde la conseguiste? -pregunta mientras la toca con cuidado de no romperla.

Milo suspira al mismo tiempo que se inclina para cargar al pequeño.

-¿Te gusta? -pregunta, y Ren asiente con efusividad.

-Yo también quiero una -grita.

A su lado, Zero frunce el ceño, sin embargo, como desde que bajaron de acuario, se mantiene callado al mismo tiempo que les da la espalda para caminar hacia la habitación. Milo vuelve a suspirar y baja a Ren. Con paso decidido camina hacia Mu que ya está de pie, observando en silencio aquella escena.

-¿Que ha ocurrido?

Cómo respuesta la mirada de Milo pasa a su hija todavía sentada en el sofá y que en ese momento baja la mirada.

-Athena dará el informe en cualquier momento -responde colocando su mano sobre el hombro de Mu, suficiente señal para hacerle saber que necesita un momento a solas con sus hijos. Mu asiente antes de retirarse del templo.

Ya a solas, Milo acorta la distancia que lo separa de su hija, se acuclilla frente a ella mientras frunce el ceño, una clara advertencia de que tiene que permanecer sentada, oyendo lo que su padre tiene que decirle en ese momento. Junto a Kyoko, el pequeño Ren queda embobado por los títeres que salen en la televisión.

-No puedes convertirte en santo -sentencia, y Kyoko frunce el ceño.

-Creí que tú ibas a apoyarme.

Legado de sangre y oro (Libro 2 de Dorado y vampírico amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora