Una nueva amenaza pone en peligro la familia que Zero y Milo han construido trás dieciséis años de una vida pacífica. Antiguos amores regresan del pasado, secretos celosamente guardados salen a la luz, y aquellos que creyeron, jamás volverían a ver...
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La voz de su pequeño hijo comienza a abrirse entre la oscuridad que lo rodea, y con eso, sus demás sentidos parecen también despertar. El aroma a sangre es lo primero que logra percibir, seguido por la voz distorsionada de alguien que intenta consolar el llanto de su pequeño.
"Ren", susurra para sus adentros, y una vez más intenta abrir sus ojos. Esta vez lo logra, y lo primero que observa son unos penetrantes ojos azules, acompañados de unos cabellos rubios cayendo por el rostro de la vampiresa que lo sujeta con fuerza sobre su regazo.
-¿Qué es esa cosa? -escucha, esta vez fuerte y claro, la voz aterrorizada del vampiro de cabellos rubios. Las imágenes a su alrededor comienzan a tomar forma. A su derecha, una armadura dorada brilla en todo su esplendor, y junto a ella, tres vampiros están en posición de ataque.
"Milo", piensa, pero no es Milo, y lo descubre gracias a la voz que acompaña al ataque que sale disparado de su portador.
-¡Excalibur!
Su mirada se desvía hacia el grito de su hijo. La imagen se enfoca; Afrodita lo sostiene fuertemente en sus brazos mientras acaricia su espalda para que su cabeza no se levante de su hombro. Él no lleva armadura, pero si es custodiado por otro hombre que si la porta: Máscara de muerte.
Aprieta los párpados y usando toda su fuerza, se impulsa para reincorporarse del frío suelo. A su espalda, la vampiresa intenta detenerlo.
Una dolorosa punzada atraviesa su cabeza y un ligero mareo inunda su visión. Sacude la cabeza, y aunque el malestar no desaparece del todo, si lo hace lo suficiente como para que pueda levantarse. Pero entonces lo ve. Algo parecido a las raíces de enormes árboles comienzan a tomar la forma de hombres que no dudan ni un segundo en atacar, y que enseguida son repelidos por el fuego de Kain. No, no nada más él se encuentra luchando contra esas cosas, pues al lado del vampiro, Ruka y Shiki también usan sus habilidades. Pero sus ataques son inservibles contra esas criaturas; el fuego no les hace ni cosquillas, el látigo de sangre ni siquiera los daña y las habilidades mentales de Ruka parecieran que ni existieran. Y, aunque el único ataque que logra surtir efecto es el de Shura, de nada sirve, las raíces se regeneran casi de inmediato.
-Papi -grita Ren de repente, lo que provoca que varias miradas se dirijan al cazador.
Mala idea.
Una de esas cosas usa esa pequeña distracción para atacar. Y entonces todo sucede demasiado rápido.
El vampiro sale disparado por los aires con una fuerza impresionante, y Ruka al ver aquello grita el nombre de Kain, suficiente para que la criatura también la ataque a ella. Shura por su parte no pierde tiempo y ataca con su espada, seguido de Mascara de muerte que utiliza sus ondas infernales, mientras que Afrodita continúa protegiendo al niño como si su vida dependiera de ello.
