Capítulo 12: La misión de Athena

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Capítulo dedicado a: Guaracaalexandr, sesshime_55heart, AdrianaValeMora, RoseLuz6, Kokoro_23, Mini_Yuri, Pladtic_Lover_ZK, rachidahammoud, CinthyaMagdalena, ach1102, YohamnaRodriguez20, TezukaBuchou, AdeleyFonseca, Samavanegas, Dranadeshio1 y AndreaMolinaHuaman quienes votaron el capítulo anterior ¡¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!! 💕💕💕💕

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Las risas que se escuchan a lo largo del templo, los hace detener de golpe. Un paso hacia su derecha y lo que Camus no le dejaba ver, ahora lo ve. Sus padre están ahí, sentados frente la gran mesa del comedor en compañía de Máscara de Muerte y Afrodita.

—Deberías de haberlo visto, terminó con un enorme chichón en la cabeza —dice Afrodita mientras señala la suya para enfatizar y mostrar el lugar, y sin dejar de ver al pequeño Ren sobre las piernas de Zero. 

—Estábamos asustados, pues a pesar de que le hablábamos no respondía; Mu tuvo que ir por Shion —lo secunda Death Mask a su lado con brazos cruzados sobre su pecho y sacudiendo la cabeza de un lado a otro— Cuando Shion llegó, abrió los ojos y gritó, vez como no pudiste detenerme estúpido árbol. Se llevó la manzana a la boca con una maldita sonrisa y la mordió. Todos nos reímos, pero quien no se rio fue precisamente Shion. Como estarás imaginando, Shion lo castigó por haberse saltado el entrenamiento solo para escalar aquel árbol y conseguir su estúpida manzana.

—Era solo un niño —responde Milo rascándose la sien con un dedo y con una expresión de, cállense, ya no sigan hablando.

—Pero eso no fue lo peor que hizo —vuelve a hablar Afrodita, que de igual manera que su compañero junto a él ya se ha cruzado de brazos—, recuerdas el día que… Oh, hola Camus —y la sola mención de aquel nombre obliga a Milo a voltear a la entrada, sin embargo su mirada no se detiene en su viejo amigo, sino en su hija junto a él. Sus ojos se abren y su pecho se oprime, la impresión de verla de aquella manera… ¿Por qué demonios no le hizo caso a Zero? ¿Por qué no evitó que Kyoko se sometiera a eso?

Y  como si su pareja supiera que en esos momentos necesita apartar esa imagen de su cabeza, de su visión, ya se encuentra junto a él, tomando sus mejillas y obligándolo a voltear a verlo. “Ella está bien” pareciera decirle su mirada, esa mirada que a pesar de tornarse triste le está brindando esas fuerzas que necesita.

Frente a ellos, Camus frunce el ceño, ¿Por qué tiene la ligera sospecha que Zero ha hecho aquello a propósito? ¿Por qué pareciera que con esa acción está marcando territorio? Pero sobre todo, ¿por qué Milo lo permite? Él que lo conoce mejor que nadie en ese lugar está seguro que jamás dejaría que alguien hiciera aquello, después de todo, Milo siempre fue así: un alma libre que lo que menos quería era encadenarse a alguien, o eso es lo que siempre pensó. Ahora con aquel suspiro, y el ver como Milo pareciera  quitarse un peso de encima no está tan seguro. Aquellas preguntas que viene arrastrando desde esa noche que se enteró que ellos estuvieron juntos durante esos años, resuenan con más fuerza en su cabeza: ¿Qué tiene él que yo no? ¿Qué fue lo que él hizo que yo no, para ganar tu amor?

Legado de sangre y oro (Libro 2 de Dorado y vampírico amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora