Una nueva amenaza pone en peligro la familia que Zero y Milo han construido trás dieciséis años de una vida pacífica. Antiguos amores regresan del pasado, secretos celosamente guardados salen a la luz, y aquellos que creyeron, jamás volverían a ver...
Gracias, infinitas gracias por tus consejos, y por tomarte el tiempo de escuchar todo el desastre por el cual mi cabeza estaba pasando en su tiempo con esta historia. Si no hubiera sido por ti, estoy segura que este y los demás capítulos que se vienen no existirían. Así que gracias 💖.
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La imagen que lo recibe en cuanto entra a ese templo, es desconcertante. No es como si fuera la primera vez que hubiera visto esa imagen, hace años, aunque no era la misma, si tenía el mismo matiz de amor y complicidad que en ese momento Zero y Milo le mostraban.
"Realmente no mentían".
Pero, a como veía las cosas, ya era demasiado tarde para remediar algo. Yuuki se había negado a verlo, sus subordinados lo miraban con rencor y furia, y ese bebé había muerto por su culpa; por esos malditos celos que, si hacía memoria, no recordaba cuando fue que se transformaron en ese monstruo feo y repúgnate que ahora albergaba su corazón.
—¿Se te ofrece algo? —pregunta Milo de repente, mirándolo por encima del hombro, pero sin deshacer esa inclinación sobre Zero y sin soltar su mejilla, lo que le da a pensar al sangre pura que ha interrumpido alguna muestra de cariño próxima por parte de estos.
Milo y Zero no tenían mucho de haber entrado a escorpio, notando primero a Ren en su habitación junto a Afrodita y Máscara de muerte; los tres sentados sobre la cama en posición de loto, y los tres con un tazón de palomitas en el regazo, viendo esa película que Milo le había prometido a su hijo, pero que, por indicaciones del patriarca, tuvieron que adelantar. Y es que, aunque ellos no quisieran, en esos momentos la mejor forma de distraer al niño era desconectarlo del mundo, al menos hasta que sus padres decidieran qué hacer.
Milo estaba seguro de que sus compañeros lo habían notado, sin embargo, así como llegó, con cautela y tan silencioso como un fantasma, les dio la espalda y regresó a la sala de escorpio, donde Zero estaba esperando a que Aidou bajara de sagitario para revisar a ese pequeño, que, gracias a los dioses, seguía con ellos.
Pero, el que había bajado era Kuran Kaname en compañía de la única que hiciera lo que hiciera, siempre permanecía como su sombra fiel.
—Lo siento Milo —responde Mu detrás del vampiro que en esos momentos va llegando a su lado con semblante serio—, el patriarca quería decirme algo y...
—No te preocupes Mu —responde Escorpio incorporándose y volteando a ver al vampiro frente a él—. Deberías de estar consciente que este lugar no es como los demás donde has estado. Aquí hay reglas, y una de esas es que debes de pedir permiso antes de atravesar los templos, al menos claro que quieras ofender a alguno de sus guardianes y hacer que estos te ataquen.
Kaname aprieta los puños a sus costados.
—Serien, vámonos. Ya no soporto estar aquí.
No obstante, cuando ya les ha dado la espalda, Zero lo detiene al decirle:
