Veintiuno: Alguien para odiar

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Era la quinta vez que tomabas tu celular para llamar a Hana. Era el tercer cigarrillo que fumabas en la noche. Era el décimo mensaje que enviabas. Esperabas con ansia una respuesta, una respuesta que probablemente jamás llegaría.

Fue aterrador para mí ver la cantidad de poder que Hana tenía sobre ti, pronto todo se trató de ella. Solo sonreías en su presencia y eso ella lo sabía a la perfección. De alguna forma las citas disminuyeron, al igual que todos esos detalles y conversaciones que solían tener durante horas.

En realidad, no puedo culpar del todo a Hana, por alguna razón no puedo hacerlo, pero no me gustaba verte así.

"Hana. Responde el maldito celular, nuestra reservación está programada para las ocho"

Otro mensaje más de voz. No pensé que fuese posible sentir diferentes emociones en la misma intensidad, sabía que esto te hacía enojar de la misma forma en la que te entristecía. Después de todo, hoy no era cualquier día, hoy era su aniversario y Hana no aparecía por ningún lado.

"Por favor, cariño. Solo hazme saber si estás bien. ¿De acuerdo?"

Los segundos se convirtieron en minutos y los minutos en horas. La reservación se perdió, pero eso no podía importar menos. Ahora estabas genuinamente preocupada por Hana. Así que tomaste una decisión un poco arriesgada. Ir hasta su departamento que estaba prácticamente al otro lado de la ciudad. Por fortuna, Lisa estaba disponible esa noche, así que accedió sin problemas para llevarte.

—Calma, Jen.

—Esto no es normal, Lisa. Es demasiado tiempo sin saber nada de ella.

—Tal vez solo se quedó dormida. —Jennie no creía nada de eso, había algo más.

—Solo espero que esté bien.

...

Lisa decidió que lo mejor era darles privacidad, así que prometió esperar a Jennie en el auto. El departamento de Hana era un lugar muy bonito y mucho más grande que los dormitorios de la universidad. Aunque extrañamente Jennie no había estado muchas veces aquí.

Caminaste un poco nerviosa, tocaste la puerta un par de veces pero no obtuviste respuesta. Así que usaste la llave de repuesto que Hana tenía en una maceta.

En cuanto entraste caminé justo detrás de ti. Observe lo mismo que tú, un montón de ropa regada por todas partes. Por fortuna no parecía ser una escena del crimen, solo había un poco de desorden o al menos eso pensé, pero la expresión en tu rostro me decía otra cosa totalmente diferente.

Tu cuerpo tembló, pero aún así continuó caminando hasta quedar de frente al dormitorio principal. Lo escuché, tú lo escuchaste. Rápidamente negaste con la cabeza, tu mano se detuvo justo antes de tocar el pomo de la puerta

Respiraste con dificultad, pude ver la forma en la que las lágrimas empezaron a acumularse. Pero no retrocediste, respiraste una vez más y después la puerta se abrió. Deseabas estar equivocada, yo deseaba lo mismo, pero no fue así.

—¿Hana? —En ese momento Hana se dió la vuelta, con horror escrito por todo su rostro. Yo estaba viendo lo mismo que tú. Sabanas blancas y dos chicas tratando de cubrir su propia desnudez.

—Jen... —Tu nombre murió en los labios de Hana. Solo te miró, pero estaba demasiado avergonzada como para decir algo.

Te congelaste durante unos segundos, no estabas segura de lo que harías a continuación. No fue hasta que un par de lágrimas se deslizaron por tus mejillas, te diste la vuelta rápidamente, no querías que Hana te viera así, no querías seguir mirándola a ella.

Y yo me quedé así, observando a Hana remover su cabello con frustración al mismo tiempo que buscaba algo para ponerse.

...

Lloraste mucho esa tarde, no tenías ganas de dar muchos detalles de lo sucedido, pero aún así Rosé y Lisa se quedaron la mayor parte de la noche contigo. Agradecías Infinitamente su compañía, quizás sin ella te habrías vuelto completamente loca.

A pesar de ello, las chicas no podían quedarse eternamente, se marcharon por la mañana para ir a sus clases. Era obvio que ese día no tenías ganas de ir, así que ni siquiera intentaste levantarte de tu cama. Mientras que los mensajes de Hana no paraban de llegar, como era de esperarse quería verte.

Durante los primeros minutos solo miraste el techo, de la misma forma en que lo hacías antes,  tu celular seguía sonando, ignorarlo o silenciar parecía ser una buena opción, pero sabías que esto era inevitable. Tenías que hablar con Hana tarde o temprano y de acuerdo a tu lógica, entre más pronto lo hicieras más fácil sería olvidarlo.

Tomaste una caja y pusiste todas las cosas que tenías de Hana, eso incluía algunos obsequios y fotos. La caja de cartón no era muy grande, pero de alguna forma una cantidad considerable de cosas terminaron ahí, mientras limpiabas tu habitación.

Borraste todo, eliminaste cualquier rastro, eso podría parecer un poco prematuro considerando el tiempo que tenía tu ruptura, pero esa era la única forma que conocías. De esperar más tiempo, la despedida sería mucho más difícil.

En tus movimientos no había nada de delicadeza, solo enojó y mucho dolor. Probablemente te sentías traicionada y un poco sola. Podía imaginar todo lo que sentías, pero no podía comprenderlo.

No podía entender como el amar tanto a alguien conducía a esto. No podía entender cómo la persona que más amabas, se convirtió en la mejor persona para odiar.

...

N/A :(

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