Veintinueve: Una bienvenida

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No estaba pensando con claridad, quizás por eso no me molestó conducir durante muchas horas. No tenía idea lo qué haría o del lugar en el que podría encontrar a Irene. Solo hice lo que pude hacer en ese momento, conducir hasta alejarme de la ciudad.

Me detuve hasta que sentí que estaba lo suficientemente lejos de todo, en lo que parecía ser un muelle, a decir verdad y por su aspecto parecía que estaba abandonado, pero el cuidado que había indicaba lo contrario.

Caminé hasta llegar a la orilla, todo estaba demasiado tranquilo y el día era hermoso, me molestaba porque de alguna forma parecía ser que se trataba de burlar de mí. Me sentía como si sólo fuese chiste, una pieza mal jugada.

—¡Irene! —grité con todas mis fuerzas, deseando encontrar respuestas. —Yo sé que me estás viendo. ¡Irene!

Estaba convencida de que ella era responsable de mi anterior pérdida de memoria, por lo visto no me lo iba a dejar tan fácil.

—¿Por qué me haces esto? —No iba a mentir, me sentía muy molesta y herida con ella. Y el hecho de que ni siquiera pudiera aparecer me hacía sentir peor. —¿Quién eres tú para tomar decisiones así?

Por su culpa Jennie estaba con alguien más, por su culpa ahora no podría acercarme a ella. Todo esto habría sido en vano, sin Jennie nada de esto tenía sentido.

—¿Estás feliz ahora? Porque yo no lo soy, no soy feliz. Esta vida que me diste no es suficiente, yo no lo soy... —murmuré un poco más bajo sintiendo un par de lágrimas escaparse de mis ojos.

Suspiré derrotada y me senté en esas viejas maderas. Pensando que muy probablemente había perdido la cabeza, quizás Irene no estaba aquí, tal vez ella no había sido responsable de nada.

—Yo debería ser la que esté molesta contigo. —escuché que alguien decía a mis espaldas y entonces rápidamente me dí la vuelta solo para encontrar a la mujer que ha estado recibiendo todos mis reclamos maldiciones durante los últimos minutos.

—Irene. —rápidamente corrí a sus brazos, en los cuales fuí recibida con gusto.

—Te extrañe, tonta. —dijo con una sonrisa. —Te tomó mucho tiempo despertar. —Eso sin duda hizo que recordara porque estaba aquí en primer lugar.

—¿Por qué...?

—Antes de que digas cualquier cosa, necesitas escucharme. ¿De acuerdo? —No tenía muchas opciones así que acepté.

—Después de que te fuiste, me quedé un poco preocupada. Sabía que no estabas acostumbrada a nada de la tierra, todo iba a ser muy nuevo y demasiado para ti. —Quise protestar, pero ella me detuvo. —Sabes que tengo razón, hubiese sido demasiado difícil adaptarte. Así que te dí una vida y... Te quité tus recuerdos, de ese modo no tendrías que cargar con tu pasado, con el peso de una vida anterior, podrías empezar desde cero, conocer sin condiciones.

Una parte de mi comprendía y sabía que ella tenía razón, pero la otra se negaba a aceptarlo, no cuando esa había sido la razón por la que había estado alejada de Jennie.

—Pero, ¿qué hay de Jennie?

—Sabes lo que pienso al respecto. Dime, ¿qué hubiese pasado si hubieras aparecido así como así en su vida? ¿Qué tal que ella no quería verte? ¿Qué hubieras hecho, Jisoo?—Me miró con seriedad y un poco de preocupación. —No quería que Jennie se convirtiera en tu único motivo para estar viva, porque tenía miedo de lo que podría pasarte en caso de que...

—En caso de que ella ni siquiera me volteara a ver. —Irene asintió en comprensión. —Eso está pasando ahora.

—Y ya estás preparada, tienes una vida que no solo gira en torno a ella. Has crecido durante este tiempo, tal vez no puedas verlo ahora, pero lo es. —Quería creer en sus palabras, pero mi miedo era más grande, me aterraba pensar en lo que hubiese pasado si jamás recuperaba la memoria.

Falling in LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora