CAPÍTULO VII

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TAVI

— ¿Tobías por qué tienes esa cara?— cuestiona mamá mirando con sospecha a mi hermano.

— ¿Cuál cara, mamá? — murmura con voz ronca luchando por mantener los ojos abiertos mientras mastica unos chilaquiles que estoy segura que pican horrible y su trasero protestará mas tarde.

— La de animal mal disecado — respondo, pincho mi último  trozo de papaya y lo mastico. Mmm está tan dulce.

— Tarada. — gruñe el animal mal disecado.

— Esa cara que pareciera que no dormiste en toda la noche. — papá deja de desayunar para que Tobías sepa que no está contento con sus hábitos de fiesta.

Si supiera que su adorado y ejemplar Bruno es igual que mi hermano, ambos unos mujeriegos sin remedio.

— Si dormí papá, solo que no descansé bien.

— ¿Ahora así se le dice? — me burlo. — por favor Tobillos, dile a mis papás que saliste al club del tío Matt con Bruno anoche.

— Creí que solo irían a cenar — jadea mamá.

Sí mamá, Bruno no es ningún santo, solo es su maldito apellido.

— No mamá, fuimos al club del tío Matt, es más seguro, ya sabes. — se encoge de hombros.

— ¿Y fueron  ustedes dos solos?— pregunta papá entrecerrando los ojos.

— Tobillos me llamó solicitando que les consiguiera prostitutas — miro a mi hermano levantando la barbilla y el cierra los ojos, porque sabe lo que se avecina. — dijo que era parte de mi trabajo como la asistente personal de Bruno — digo su nombre con desprecio.

— Iknas Tobías — grita mi madre.

— Mamá déjame explicarte — mi hermano levanta las manos como si sintiera que mamá se subirá a la mesa para alcanzarlo y estrangularlo. — solo lo hice para molestar a Octavia, yo jamás pagaría por sexo, es más, ni siquiera tengo sexo, soy casi virgen, me estoy reservando para el matrimonio — suelto una carcajada de incredulidad, que le crea su abuela.

Por una fracción de segundo mis padres elevan las comisuras de los labios por la estupidez que acaba de decir mi hermano y los  aprietan para evitar reírse, pero rápidamente vuelven a su papel.

— Entonces — dice mamá con los dientes apretados, ahora ya sin una pizca de humor.

— Te educamos mejor que eso, Tobías — ahora es papá quien lo reprende.

— Ya les dije, solo quería molestarla, sabía que no lo iba a hacer, así que invité unas amigas.

Detengo mi mano a medio camino de tomar mi vaso con jugo y se me revuelve el estómago.

— ¿Amigas? — mamá levanta una ceja.

— Si mamá, amigas, nos acompañaron un rato y después…

— Después ¿qué?— lo insta papá cuando Tobías se calla.

— Después las lleve a su casa y volví aquí.

— ¿Y Bruno? — las palabras salen solas de mi boca y me arrepiento inmensamente en cuanto los tres se giran para mirarme. — es decir, tu historia no tiene sentido, estás mintiendo — explico patéticamente y le doy un trago a mi jugo para evitar que  a mi boca se le ocurra hablar de nuevo.

— Creí que Bruno querría conocer a alguna de ellas, pero  es gay.

El jugo se va por el lado equivocado y casi me ahogo.

Tobías me da palmaditas en la espalda.

— Vaya que eres torpe — se burla con una sonrisa. — esa iba ser la muerte más estúpida, se ahogó  con su jugo de naranja.

— Déjame — detengo sus golpes.

¿Que Bruno es gay? Si tan solo supieran.

Miro a mis padres mientras vuelvo a respirar con normalidad, papá me ve con preocupación y mamá me dirige una mirada extraña.

— ¿Estás bien, solecito?

— Si, solo que creí que había una mosca al fondo del vaso, pero no era nada.

— ¿Estás segura? — pregunta mamá.

— Si mamita, estoy bien, no era nada.

— De acuerdo. Tobías, ¿por qué dices eso, él te lo dijo?

— No, se lo pregunté y el dijo que no.

— ¿Entonces, porque lo afirmas?

— Porque eso es algo  que alguien en el closet diría. Además se la pasó toda la noche rechazando a mis amigas.

No sé por qué esa afirmación me hace sentir aliviada.

— Creo que deberías aprender algo de él, es un hombre maduro que seguramente se está centrando en buscar algo formal — dice mi madre.

— Así es — coincide  papá pensativo.

Después de terminar el desayuno, Tobías se va a su habitación a dormir, mis padres se van de paseo, seguramente a un pueblito mágico cercano a pasear de la mano por las calles como si fueran novios y yo voy a salir con mis chicas.

Me estoy preparando para salir  cuando  suena  mi celular, ignoro la notificación de un nuevo mensaje, seguro son las chicas que han enviado la ubicación del lugar donde nos veremos.

El celular vuelve a sonar con otro mensaje y luego otro, son tantos que por fin lo reviso.

NINA 🎀: Es un papucho 🤤

NINA 🎀: Yo que tú me lo hubiera desayunado a él.

BETA 👽: Nina por Dios, ahí estaban mis mamás 🙄

BETA 👽: Si no, si 😏

¿De qué hablan?

Me  desplazo más arriba en la conversación y si no fuera porque estoy sentada, me hubiera ido de culo al suelo.

Beta mandó una maldita fotografía de Bruno sentado en su mesa desayunando.

Sé que la foto fue robada, tomada sin su consentimiento, pero eso no fue impedimento para que pareciera que fue sacada de una sesión de fotos profesional.

Ellas no saben que trabajo para Bruno, no las he visto desde mi cumpleaños y me he reservado toda la información para cuando las vea en persona, incluyendo el hecho de que mi jefe también es el hombre con el que me acosté en Nueva York.

Las dejo que sigan halagando a ese cretino explotador, a ver si piensan igual después de que les platique como es en el trabajo.

BESAR LA LLUVIA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora