CAPÍTULO XII

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TAVI

Admito que a veces mi percepción del mundo es diferente a la del resto de las personas, mis padres me criaron con mimos y lujos y siempre obtenía lo que quería, papá se encargó de eso.

Si yo pedía algo papá inmediatamente me lo compraba, mamá trató de que no me malcriara pero en eso papá resultó ganando siempre y no solo él, el abuelo Enzo y el abuelo Isaac, por no mencionar a mis abuelas Elvira y Fen, quienes también hicieron su parte.

Crecí en una burbuja, nunca me faltó nada y siempre pensé que así era para todos.

Hasta hace poco nunca me imaginé que hay personas, específicamente niños, que les hace falta lo básico: zapatos, ropa, juguetes, acceso a una vivienda digna o incluso educación.

Fue hasta que, por casualidad, conocí a Lena y su hermana Pita  que me di cuenta  de esa triste verdad.

Una tarde nos detuvimos en su barrio porque Nina , Beta y yo estábamos perdidas, nos paramos a pedir  indicaciones en una tienda de abarrotes y Lena estaba ahí pidiendo fiado al señor que atendía, el cual ya no quería dar crédito a los padres de Lena porque ya le debían mucho, sin pensarlo pague por las cosas que Lena necesitaba que eran aceite, huevo, jamón y frijoles.

Beta pidió ver la cuenta que se debía y en lo cual se repetía lo mismo que ese día Lena solicitaba, fue Beta quien pago el adeudo y cuando me di cuenta Nina estaba armando una despensa.

Fue instinto, fue en automático, fue algo imprevisto, simplemente cada quien quisimos quitar de la carita de ese angelito la angustia y vergüenza que en ese momento estaba pasando.

Lena, es una niña morenita, lacia y delgada a quien las mejillas se le enrojecieron cuando se dio cuenta de lo que estábamos haciendo por ella, era muy tímida y desconfiada al principio, no paraba de decir que no era necesario y que sus papás no la dejaban recibir nada de extraños, era preocupante la forma en que torcia  sus deditos por nerviosismo.

Sin pensarlo y para calmarla mis amigas y yo la acompañamos caminando hasta su casa a unas cuadras de la tienda, no quisimos proponerle que viajara en el auto con nosotras, porque eso sería peligroso si en un futuro alguien más con otras intenciones se lo propone y ella acepta porque con nosotras no le pasó nada.

Cuando llegamos a su humilde casa el corazón se me partió al conocer a Lupita o Pita como le decimos de cariño, es una pequeñita de apenas siete añitos, pelo corto y lacio, delgada y de ojos cafés casi negros  quien fue atropellada en la calle por un conductor ebrio, el accidente le causó daño en la médula espinal  lo cual la dejó postrada en una silla de ruedas.

Cuando la conocimos el accidente tenía apenas menos de un mes que había ocurrido, eso fue lo que ocasionó que el dinero ya no alcanzara en casa para comprar lo mas básico como la despensa.

En eso momento no había un diagnóstico claro respecto a la situación de  Pita.

Después de aquel día seguimos visitándolas, no fue algo que planeáramos  simplemente un día de compras nos detuvimos en el área de ropa para niñas y dijimos esto le quedaría a Pita, Lena se vería hermosa con este vestido y así terminamos comprando ropa y zapatos para ellas y corrimos a traerla a estas hermosas nenitas.

Fue unos días antes de irnos  a NY que vine a verlas yo sola, pues eso hacemos a veces, cada quien viene por separado.

Ese día sus padres estaban derrotados,  acababan de recibir la noticia de que con una cirugía  Pita puede volver a caminar, la causa de su desolación era el costo de dicha cirugía, inmediatamente me ofrecí a cubrir los gastos, obviamente pensaba en ese momento pedir el dinero a mis padres, pero los padres de Pita se negaron rotundamente.

BESAR LA LLUVIA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora