CAPÍTULO VI

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BRUNO

Después de una parada rápida en casa de mis anfitriones para ducharme y cambiarme de ropa llego al primer piso del edificio de la dirección que me envió Octavia.

Cuando entro después de la revisión de rutina por parte del guardia de seguridad, me dirijo a un ascensor e ingreso el código de acceso que me enviaron por la reservación.

Cuando entro, a lo que puedo deducir que es el palco privado, la música que hasta ahora sonaba amortiguada se intensifica, en el lugar hay una barra privada en una esquina,  al otro lado hay una mesa de centro y a su alrededor sillones de cuero negro.

Tobías ya me está esperando con una mujer sentada en sus piernas y otras dos sentadas en los sillones, lo que me recuerda el comentario de Octavia hace unas horas, supongo que la petición era cierta.

Al lado de donde se encuentran los sillones hay una plataforma con un tubo justo en medio para lo que me imagino son bailes privados.

— Bruno — grita Tobías cuando me ve y le da unas palmaditas en el muslo a la mujer para que se quite y el pueda levantarse a saludarme.

— Tobías — le doy unas palmadas en la espalda cuando me da un abrazo — espero que no lleves aquí mucho tiempo esperándome.

— Para nada, acabo de llegar, mira te presento a estas bellezas. Ellas son Coral, Beth — me presenta a la mujeres que estaban platicando entre ellas en el sillón contiguo — y mi favorita, Sandy — se refiere a la que tenía en el regazo.

— Mucho gusto señoritas — las tres me saludan con un beso.

— ¿Que quieres tomar? ¿Qué sueles tomar?

— No tengo una bebida preferida — no soy un gran bebedor, — pero un whisky está bien.

Tobías hace una seña con la mano y el chico tras la barra se acerca para recibir el pedido, inmediatamente  después tengo un whisky en la mano y una mujer tratando de subirse a mi regazo, pero yo sutilmente trato de poner distancia, esta noche no estoy de humor para lo que ella busca.

Tobías me observa, deja de lado a la tal Sandy y viene a sentarse junto a mí.

Las chicas se levantan y van a bailar dejándonos solos.

— No te noto cómodo con las chicas,  ¿no son de tu agrado? — inquiere. — si prefieres a Sandy, adelante, no soy celoso, es una experta con la boca, es capaz de hacerte sentir que te saca hasta el alma. — se ríe.

Lo que describe suena tentador, talvez eso sea lo que me hace falta para aclararme la mente y liberar un poco del estrés de este largo día.

Sin embargo ni viéndolas bailar en el tubo y darnos una generosa vista de sus atributos me ponen de humor para hacer algo.

— Gracias por la oferta, pero solo quiero beber y relajarme.

— Ellas pueden ayudarte con eso.

— Estoy seguro que pueden, pero no estoy de humor, por cierto, ¿le pediste a tu hermana que nos consiguiera compañía?

Tobías echa la cabeza hacia atrás y comienza a reírse.

— Diablos, ¿te reclamó? ¿qué te dijo exactamente? — no entiendo por qué está tan sonriente.

— En resumen dijo que las prostitutas las tenía que conseguir yo mismo.

— La hermana Tavi es una dramática exagerada y ciega.

¿Ciega?

— ¿Porque le dices la hermana Tavi? — le doy un sorbo a mi bebida y me relajo en el sillón, ahora ya no tengo que estar alerta de que Coral o Beth quieran tocarme el pene o directamente tratar de montarme frente a mi nuevo amigo.

— Dios, es una historia tan graciosa — se termina su bebida y le hace una seña al barman para que le sirva otra. — papá es muy sobre protector con ella, no le gusta que ella tenga novio, lo cual a mí hermana no la detiene, he sabido que tuvo un par, pero siempre ha escondidas de papá, porque si el se entera seguro manda a desaparecer al pobre imbécil desprevenido y a ella la manda a un convento de monjas. No recuerdo qué edad tenía ella, creo que iba en secundaria y un niño le regaló una rosa, cuando Tablita llegó a casa…

— ¿Tablita? — lo interrumpo.

— Si. Es el apodo que le puse a mi hermana para molestarla, después te platico esa historia, ahora pon atención a esta. ¿En dónde me quedé? — se detiene a pensar por un momento — Ah, ya recordé, cuando regresó a casa y papá vio que ya la empezaban a pretender  y ella decía que el niño moquiento también le gustaba, sacó un montón de folletos de escuelas religiosas en donde planeaba inscribirla para que se convirtiera en monja. ¿Te imaginas a mi hermana siendo monja?  En cuanto ella entra a una iglesia estoy seguro que los santos salen corriendo.

No puedo evitar reír por su comentario. Admito que Octavia me parece una diabla, una diabla sexy con un carácter desesperante y retador.

— En fin hace unos meses fue a su primer viaje sola a Nueva York — me dejo de reír para prestarle toda mi atención —  al otro día cuando regresó, papá estaba molesto con ella, después me enteré que fue porque  regresó con una marca en el cuello.

Me quedo helado al recordarlo, yo le hice una marca aquella noche, no lo pensé, simplemente quería marcarla de algún modo. Seguramente regresó pronto a México, para que esa marca aún fuera visible.

— ¿Y qué pasó? — trato de que mi tono sea natural y no que suene sospechosamente interesado.

— Papá no le habló por un tiempo, se fue de viaje y volvió un día antes de su cumpleaños, no la envío al convento, pero estoy seguro de que está dejando que se confíe para, de pronto, enviarla para convertirla en monja. — se vuelve a reír.

— Max es muy sobre protector con ella — afirmo.

BESAR LA LLUVIA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora