CAPÍTULO XXI

788 109 94
                                    

BRUNO

El corazón se me escapa del pecho y cae a mis pies al escuchar la firme voz de Enzo.

— Contéstame — su tono es duro y me obligo a enfrentarlo.

— Yo — no sé qué decir, ni modo que le diga lo que acabo de hacerle a su adorada nieta.

Estaba bien con hablar con Emilia, incluso con el infiel de Max al respecto cuando volvieran, una vez que Octavia y yo habláramos  primero, pero ciertamente no consideré que su abuelo nos descubriría antes de eso.

— ¿Por qué acabas de salir del baño de damas, cuando no hace ni un minuto que mi nieta también salió de ahí?

Mierda, no pensé que había pasado tan poco tiempo.

Piensa, pendejo, piensa.

— Me pidió ayuda con… con…

— No insultes mi inteligencia diciéndome una mentira. — interrumpe.

Me mira con una expresión en blanco, de esas que yo siempre uso, pero debo admitir que no es bonito estar del otro lado, sobre todo porque no puedo medir su reacción.

— Vi como salió de ese baño —  dice con la calma  que sé que no siente.

— ¿Como salió? — me aventuro a preguntar arriesgándome a que me tache de insolente, pero no creo que esté juzgando la situación por el aspecto de Octavia porque me aseguré de que no se notara lo que acabamos de hacer.

— Sonriendo — dice y debo estar loco porque veo un brillo en sus ojos.

— ¿Sonriendo? — repito como tonto.

— Si, salió de ese lugar sonriendo como… — es sutil pero noto que aprieta la mandíbula.

Sonriendo, Octavia salió sonriendo.

— ¿Cómo? — mi tono se escucha más como una súplica, Enzo mira hacia otro lado y presiona sus labios en una línea antes de volver a mirarme.

— Cómo mi hija cuando ve a Max.

Esa declaración casi hace que me fallen los pies y sé que mi corazón no cayó al suelo hace un momento, porque ahora estoy seguro que lo tengo en el pecho a juzgar por lo rápido que late.

— Por eso no te atrevas a negar lo que sea que está pasando entre ustedes dos.

Su voz es firme pero no está enojado y entonces lo entiendo.

No le preocupa que tenga una relación con su nieta, sino que no lo reconozca y la niegue. Seguramente piensa que solo quiero jugar con ella.

Jamás pasará.

— Ha pasado algo entre nosotros — admito —  y si no quise admitirlo enseguida fue porque no sé qué piense ella al respecto. — hablo con toda seguridad. — no lo hemos platicado todavía pero una vez que lo definamos  hablaré con sus padres. Lo haré en persona, cuando vuelvan.

— Solo pido dos cosas — se acerca más a mí, su semblante ahora es solemne, habla firme, fuerte y claro — la primera:  no pienses ni por un segundo en lastimarla y jugar con ella, si solo buscas diversión estoy seguro que sabes en donde buscar, tienes dinero para pagar por ello, porque si me entero que lo haces, no esperaré a que Max actúe, lo haré yo mismo y créeme, haré que lamentes el momento en el que decidiste poner tus ojos en ella. — palmea fuertemente las solapas de mi saco — algo que debes saber sobre mí es que no hago advertencias en vano.

Se da la vuelta y camina para irse sin esperar a que responda, simplemente porque no lo necesita, sé que cualquier cosa que diga al respecto para el no importa, espera ver hechos y no escuchar solo palabras.

— ¿Y la segunda? — pregunto deteniendo su caminar, porque dijo que pedía dos cosas y solo mencionó una.

Se detiene pero no se  da la vuelta, simplemente me mira sobre el hombro y veo que sonríe y ese brillo en sus ojos de antes vuelve a aparecer.

— No es una petición es un hecho, voy a estar presente cuando hables con Max.

Y sin decir más, continúa su camino.

Me quedo como pendejo ahí sin saber que hacer a continuación.

No sé cómo se vaya a tomar esto Octavia, pero supongo que es algo que tendré que averiguar.

Cuando vuelvo al evento varios empresarios se me acercan preguntando en dónde estaba, al parecer llevaban un tiempo buscándome, hablo con ellos para no parecer grosero mientras a la distancia observo a Octavia que plática con sus amigas.

Nuestras miradas ocasionalmente se cruzan y lo único que quiero es ir allí abrazarla y besarla.

Cada vez que eso sucede me obligo a apartar la vista de ella y a concentrarme en la superflua conversación de estás personas.

Después de un tiempo veo que Enzo se marcha, pero antes de irse pasa junto al grupo en dónde me encuentro, se detiene él y su esposa para despedirse formalmente, luego se van.

Me muero de ganas por ir a dónde Octavia pero no sé cómo escaparme, siempre que termino de hablar con un grupo de hombres llega otro y me envuelven en otra conversación.

En medio de un debate sin sentido sobre política y cómo esperan que esta juegue a su favor o más bien a favor de su dinero, mi teléfono vibra con un mensaje.

Lluvia: Me voy estoy agotada.

Si, así la tengo registrada, la registré de esa forma desde que tuve su número de teléfono.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BESAR LA LLUVIA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora