Capítulo 23

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-Gabriela-

Los rostros de los policías en mi casa acompañado de Sonia hace que piense en todas las situaciones posibles malas que han podido pasar en este tiempo que he estado fuera de casa. Por un momento pienso si he hecho algo mal porque los tres adultos no me quitan la mirada de encima, aún así Pablo todavía encima de mi cuerpo, rodeando sus piernas en mis caderas y sus manos alrededor de mi cuello intentando decir algo en mi oído.

-Menos mal que volviste, no aguantaba más los gritos de esa mujer. ¿Por qué todos se han convertido en una regadera? -Pablo todavía asustado moja mi cuello desnudo por sus lágrimas-

-No lo sé cariño, acuérdate que tu y yo siempre estaremos juntos -beso su mejilla para que se quede tranquilo, hago fuerza para que él no se resbale de mi cuerpo- ¿Qué es lo que ha pasado? -pregunto tras cinco minutos sin dirigir palabra con los adultos-

-Alguien ha entrado en la casa señorita -habla uno de ellos-

-¿Quién, le has visto la cara?-esta vez dirijo las palabras a Sonia-

-No, la persona tenía pasamontañas -los ojos de Sonia están rojos e hinchados de tanto llorar, y los pelos despelucados-

-Señor -habla una persona detrás mía- hemos conseguido imágenes de la videocámara del edificio de enfrente -un chico más alto que yo camina por mi lado para entregarle la tablet-

Pablo me niega mis pasos para ver las imágenes, él se quiere quedar conmigo por lo que accedo en quedarme dónde estoy, mientras vemos cómo Sonia y el resto del cuerpo de policía investigan el allanamiento de morada.

-Iremos a la azotea, por lo visto el ladrón o quién quiera que sea la persona bajo con una cuerda hasta llegar al balcón, entró y salió corriendo por la puerta -comenta el hombre que parece que lleva las riendas- Sonia, no se preocupe, me dijo que no ha robado nada de valor ¿Cierto?

-Sí -responde ella-

-Lo más probable es que le haya asustado, y se marchó. Aún así vamos arriba por si encontramos alguna huella, o pista que incriminen a la persona -el hombre pasa su mano tras la espalda de la mujer y se despide cerrando la puerta-

-¿Tú estás bien? -pregunto preocupada por Sonia. Hace dos horas estaba enfadada con ella, y verla en un estado vulnerable hace que baje la guardia-

-Sí, no me ha pasado nada -dice con los ojos perdidos en otra vista- Pablo, cariño ¿Por qué no vienes con Mami? -sus ojos se dirigen a él, y este le niega quedándose de pie delante de mi cuerpo, y sin despegar sus manos de mi cadera- está bien, no he hecho las cosas bien y lo entiendo -ella se relame los labios sin mirarme todavía a la cara, y se va en dirección a su cuarto otra vez-

-Oye -agacho mi cuerpo para mirar mejor a mi hermano- ¿Por qué no vemos una película en tu cuarto? -él asiente animado- elige tú la película -Pablo sale corriendo a su cuarto-

Antes de ir al cuarto de mi hermano quiero ver cómo está ella, y suelta unas palabras igual de dolorosas que antes.

-Vete, deberías encontrar a esa mujer y largarte. Brian tenía razón, desde que metiste las narices en ese asunto no son más que problemas -escucho detrás de la puerta cómo grita contra algo, la almohada o algún cojín-

Suspiro, e intento controlar las emociones. No quiero volver a llorar.

Los pasos me indican a mi cuarto para quitarme las playeras, y estar más cómoda. Busco la carpeta dónde tengo toda la información que he encontrado sobre mi hermana, lo quiero guardar en un lugar seguro, una vez encontrado la carpeta entre las cosas de clase cae de la montaña una carpeta de color negra que nunca antes había visto, ni mucho menos tener. La curiosidad gana por completo, y la abro, sólo leo el nombre completo de mi padre adoptivo ya que Pablo acerca sus pies a la entrada de mi cuarto para avisarme que vaya a ver la película con él.

Volver a nacer [Malú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora