Capítulo 21

62 6 4
                                    


-Daniela-

El abrazo por parte de ambas familias me hace sentir bien. Nunca antes me he sentido tan arropada por tanta gente, y el cariño que me demuestran cada día me hace confiar, y quererlos.

Desde mi posición la vista se queda clavada en un cuadro del salón, un paisaje de un bosque con el césped tan verde que antes no había visto, y por alguna extraña razón empiezo a ver una luz, una luz de color amarillo cómo si me estuviera buscando, parpadeando en su sitio y poco a poco parece que se está acercando. La visión hace que mi cuerpo no sea estable, menos mal que estoy rodeada de tanto brazo si no me caería, pero la luz deja de serlo una vez que desaparece de mi campo de visión. ¿Qué significa eso? No es la primera vez que la veo estando consciente, hace cinco años tuve un accidente con mis padres adoptivos en la autovía de Madrid de camino a Barcelona, milagrosamente todos salimos ilesos, y ahí la vi por primera vez. La mayoría de las situaciones la encuentro estando tumbada, o sentada, pero ahora es diferente.

-¿Estás bien? -pregunta Gonzalo acercándose a nosotros-

-Sí -respondo una vez que me separo de ellos-

-Por un momento te vi blanca -dice él en un tono preocupado-

-Estoy bien, gracias por preguntar -les regalo a mi familia una sonrisa pequeña, y camino hasta la mesa en busca de algo de beber. Después de la actuación quedé seca-

Escucho voces detrás mía hablar, algunos susurran por lo que creo que están hablando de mí. No sería la primera vez, y eso me hace sentir incómoda, cómo que no me toman en serio o no me quieren meter en la conversación. Ya viví una situación parecida en el instituto, y estoy más que acostumbrada. Pero esta vez se trata de mi familia, la situación es diferente y que no me metan en la conversación estando yo delante se ve feo.

-Es una niña, ya está bien. Todos hemos pasado por ahí, y vamos a dejarle su espacio -escucho la voz de mi abuelo-

-Si vas a hablar de ella que sea fuera, no me da la gana que ella esté delante y no se lo digas. Sé un hombre, y haz las cosas bien. Y si vuelves a mencionar a mi hija de mala manera tú y yo tenemos un problema -habla mi madre, parece que Gonzalo volvió a meter la pata-

Las voces resoplan, y algunos pasos se mueven, empieza a sonar música, una melodía medianamente bien para no escandalizar a los vecinos.

-Cariño -la voz de mi madre aparece al lado mío- ¿Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea? -le respondo asintiendo con la cabeza, y ella abre sus brazos para darme un abrazo-

-¿De qué estabais hablando? -me gustaría saber qué es lo que no me pudieron decir-

-Los comentarios de Gonzalo son innecesarios decir, sea quién sea -comenta sincera-

-Vale -le doy otro abrazo, pero no me quedo tan tranquila. Si él me tiene que decir algo que me lo diga a la cara-

Los amigos de mi madre, y algunos de la familia van llegando a la casa de mi abuela. Algunos de la banda me saludan, y otros que no conozco, cómo el propio Alejandro Sanz que fue invitado tanto por mis abuelos cómo mi madre, él llega con su mujer y sus hijos. ¿Puede entrar tanta gente en la casa? Una vez que veo tanta gente en el mismo lugar que yo me agobio, menos mal que hay jardín.

Así lo hago, salgo de la casa de camino a la piscina para remojarme los pies. Sé que hace frío, pero a mí me relaja estar así, no me causa sensación de estar congelada. Gracias al gran abrigo que me regaló mi madre por navidades siento el cuerpo en calor.

-Dani -alguien habla detrás mío, y parece el rostro de Yaiza- ¿Te importa que te llame así? -niego ante su pregunta- ¿Qué haces aquí? -intenta imitarme pero se queja lo fría que está el agua-

Volver a nacer [Malú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora