Volver a nacer [Malú]

Capítulo 50.

-Malú-

La reacción de mi hija no es lo más apropiado para mi imagen artística. Aunque es lo menos que me importa, no quiero que salga en cámara tratando de ser una menor, y va a crear más escándalo de lo que hay.

El cuerpo de Ángel aparece antes de que ponga mis manos encima de Gabriela, no recordaba que sea tan ágil y coge a nuestra hija en peso para llevarla al coche, invitando a que me suba también, sin responder a los medios.

El coche rojo se mueve por el asfalto, saliendo de las intermediaciones del Hospital Gregorio Marañón, buscando otra salida para no ser perseguidos por los medios de comunicación.

-¿En qué pensabas? -habla Ángel- Gabriela, responde

-No paraban de meterse con Mamá, no es la primera vez que veo que sea la culpable de todo lo que ha pasado, y sabemos perfectamente de no ser así. No voy a dejar que sigan metiendo mierda

-Muchas gracias por la defensa cariño -hablo en un tono neutral- aún así no fue buena idea, ahora has creado nuevo contenido para ellos y seguiremos siendo el punto de mira a saber cuánto tiempo

-Lo que más me preocupa es que nos han visto las caras, y el rumor de que somos tus hijas se confirmará en menos de veinticuatro horas -comenta Daniela-

-¿No te gusta que tú madre sea cantante? -digo en una sonrisa, buscando un lado positivo del hecho-

-¡Sí! -responden al unísono-

-Pero cómo eres reservada en tu vida privada, no queremos liarla. Aunque...-Daniela mira a su hermana-

-No pasa nada, ya pasó -alargo mi mano tras el asiento del copiloto para llegar a tocar a Gabriela para que se calme-

Ángel no ha vuelto a decir nada de camino a casa, sólo se ha dispuesto en escucharnos, noto lo enfadado que está por la situación, los motivos son razonables. En mi caso, no lo estoy, más bien molesta, no quiero empezar una disputa nada más despertar de varios días de estar encamada.

No recordaba la gran casa que compré, la urbanización de los Satélites se encuentra mi nuevo hogar, cinco habitaciones, una zona para hacer barbacoa, una piscina, un pequeño lugar para hacer ejercicio y el resto de las instalaciones de la casa, nada más entrar te encuentras el parqué, todo despejado, ordenado en su sitio y olor a limpio.

En todo este tiempo ha estado Ángel con las niñas en casa, y me sorprende que esté todo en su lugar, teniendo en cuenta que algunos adolescentes suelen tener todo tirado.

-Todo está en su lugar, incluso el estudio está a tu gusto, no hemos movido nada en tu presencia -habla Ángel-

-Muchas gracias, de verdad -respondo en una amplia sonrisa, ver a los tres me hace pensar en la bonita familia qué podemos formar-

Antes de seguir recorriendo la estancia, el sonido del interfono suena en toda la casa, una de las niñas se asoma comentando que son los abuelos.

-¿Qué hacen aquí? ¿Cómo se ha enterado? -busco las respuestas en ellos-

-Mario -resopla Ángel- estaba hablando con él cuándo te vi, él se lo habrá contado a José, por lo visto se han hecho buenos amigos y tu hermano a tus padres, así una cadena -se lleva las manos a la cadera, se ve tan bien en esa postura- intentaré echarlos, necesitas descansar -los pasos de él se acerca a la entrada-

-No te preocupes, hazles pasar -giro mi cuerpo en busca de él- es nuestra familia, no nos queda de otra -digo en una sonrisa, no dejo de hacerlo nada más despertar y ver a los míos cerca-

La presencia de mis padres, los de Ángel, y mi hermano se hacen hueco en casa, esperando por mi parte a que diga algo, pero mi padre se adelanta para darme un abrazo, y dejarme un beso en la cara.

-Mi niña, me alegro de que estés de vuelta con nosotros -dice mi padre en una sonrisa, separándose de mí y dejar a los demás para que me saluden-

-Hemos traído comida -dice mi madre con una olla de doce litros en las manos- justamente me pillaron cocinando, tú sabes que para no pensar me da por cocinar. ¿Dónde pongo esto?

-Trae, ya lo llevo yo -responde Ángel-

-No tenías por qué Mamá -digo abrazándola-

-¡Sí! Llevas alimentandote por suero, tienes que comer algo rico y casero mi niña -mi madre siempre atenta a todo-

-Nosotros también traemos comida -dice Cristina, ella por lo menos trae un tupper y me ocasiona una nueva sonrisa de mis labios-

Cada uno de ellos busca un sitio para sentarse, mientras que mi madre se pelea con la vitro para calentar la sopa que hizo de doce litros, acompañado de mi padre pasta a la carbonara, van sirviendo y pasando los platos.

-Ten cuidado que..-mi madre avisa y alguien escupe- quema, ¡José! Hijo eres un desesperado

-Si es que tengo hambre -sopla para sí mismo-

-Tú siempre tienes hambre, parece que estás embarazado -comenta mi padre-

-Yo no, pero estamos intentando tener un bebé -responde mi hermano sorprendiendo a todos-

-¿En serio? -hablo en dirección a él-

-Sí -dice muy emocionado, pillando un trozo de pan con queso y llevárselo a la boca-

-Un sobrinito -alza la voz Ángel, él se da cuenta- perdón -agacha la cabeza para comer de su plato- Hablando de niños -vuelve hablar él, esta vez me mira a mí con una sonrisa en los labios y me pone nerviosa- he de comunicar oficialmente de que nuestras niñas tienen nuestros apellidos, y está a nuestro cargo

-¡Eso es una buena noticia! -exhala mi madre-

-¿De verdad, Ángel?

-Sí Malú, por fin tenemos a nuestras niñas -él se me queda mirando una vez que me bajo del asiento para ir a darle un abrazo-

-Gracias, muchas gracias de verdad por todo -susurro en su oído- me has demostrado que eres un gran hombre, un gran padre y seguro que serás otra vez una gran pareja -digo separándome de él para ver su reacción-

-¿Qué? -pregunta confundido-

-Aquí, ahora, delante de nuestros padres -todos se nos quedan mirando expectantes- ¿Quieres volver conmigo, Ángel? Sé que te dije que quería un tiempo para mí, pero el tiempo lo he perdido en todo este tiempo teniendote cerca, sabiendo que podemos evitar ciertas cosas, y poder estar juntos otra vez -espero su respuesta- ¿Qué dices? 

Nota Autora: ¡Holaa, Holaa! ¿Cómo estáis? ¡Malú ya está de vuelta! ¿Ya tenían ganas? No olviden comentar, y votar. Muchas gracias por vuestro apoyo, cada vez somos más ♡