Capítulo 26

47 6 1
                                    


-Ángel-

Los ojos se desplazan en movimiento junto con los de ella, también me sigue con la vista; y los pies se zarandean corriendo tras el coche, sin parar de correr hasta que mis pulmones no sean capaces de bombear por sí solos, y mi respiración quede agitada por completo.

El Mercedes negro para encima del asfalto de la carretera, la puerta trasera se abre y veo salir la cabellera negra de la mujer, ojos color café de los que un día me enamoré se asoma en el campo de visión y sus playeras se mueven de camino hacía mí, parándose a escasos centímetros de mi cuerpo.

Ella me sonríe, una de las pequeñas cosas que me gusta de ella, la bonita forma de sonreír y la curvatura de sus labios cuando se alinean para demostrar su felicidad.

Una de mis manos acaricia su melena, no recordaba ver así su pelo convertido en una leona, y le queda bien, todo lo queda bien, si para mis ojos es perfección no quiero imaginar para los otros, bendito la suerte tiene el chico de tenerla.

Los brazos de cada uno acaban enrollándose en el cuerpo del otro sintiendo el calor esperado del momento, dónde puedo oler su aroma particular y susurrarle cuánto la he echado de menos.

La mente vuelve a un golpe de realidad, dónde los ojos pierden de vista al coche en el que se acaba de ir Malú. Los pies se quedaron en su sitio, y a los ojos le dan ganas de llorar por no actuar en el momento.

La bocina del Mercedes de mi amigo suena, ahora sí mis pasos son conducidos hasta ellos.

-¿Qué hacías ahí parado? ¿Seguro que estás bien? -Mario habla con medio brazo apoyado en la ventana-

-Todavía está emocionado -comenta Natalia en una sonrisa-

-Sí, estoy bien -respondo ante su pregunta- vayan ya a casa, seguro que Natalia está agotada

-No, yo sí -dice mi amigo en un bostezo- el bebé va a salir cantando, y bailando con tanto Malú -dice en una sonrisa socarrona-

La sonrisa de mi amigo termina de contagiarme. Ellos se despiden dejándome sólo enfrente del Wizink, ya no pasan coches a estas horas por lo que el ambiente es acogedor, sólo corre una fina capa de viento que hace sentir bien, y una vez que llego a mi coche recibo un mensaje de Natalia, dónde me hace sentir bien y me sale una pequeña sonrisa.

"Mañana día 17 tiene otro concierto aquí. Aprovecha y no pierdas la oportunidad, tienes el derecho de hablar con ella después de tanto tiempo. Se merecen estar en paz, y ser felices, y si están juntos, mucho mejor, así nos consigues entradas gratis"

Natalia, la novia y futura esposa de mi mejor amigo. Hace siete años que nos conocemos, y llegó a nuestras vidas, la melena rubia de ella luce con sus reflejos castaños, al ser también de España, mantiene su moreno playero, gracias a las playas de Inglaterra no perdemos el color de nuestra piel, los ojos de ella lucen de color miel, nariz pequeña y sonrisa que puede enamorar a cualquiera. En aquel entonces ambos nos fijamos en ella, pero Natalia decidió quedarse con Mario, para mí sólo fue atracción, y lo de ellos dos es química, y lo demás tonterías.

Así pasó mi relación con Malú hasta que decidí dar el siguiente paso yo solo, sin ella, y es algo que me reconcome por dentro. ¿Me llegará a perdonar? Ella me escribió respondiendo a la carta de hace dieciséis años, comentando que le hubiera gustado que se lo dijera en la cara, y no podía, no podía mirarle a los ojos para decirle que le dejaba. Aunque una de sus palabras me hace pensar que todavía hay esperanzas. Ella todavía me quiere, y yo a ella.

Después de recibir sus mensajes he escrito como un loco encima de la pantalla, parecía que los dedos bailaban por el teclado, y pude decirle en menos de un minuto todo lo que se me vino por la mente.

Volver a nacer [Malú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora