Prólogo

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1997

Los pasos descalzos corretean por el cuarto desplazándose por la ropa tirada en el suelo. Algunos escalones son escuchados por los presentes, y la voz de mi madre retumba en mi cuarto, alzando la voz para llamar mi atención.

-¡María Lucía Sánchez Benítez! Abre la puerta ahora mismo -intenta aporrear la puerta, cerrada con el pestillo-

-¿Qué es lo que pasa? -la voz de mi padre aparece detrás de la puerta sin saber el contexto-

-¡Tu hija! Ahí está con ese flacucho siempre encerrado, y ¡he escuchado gemidos! -suelta despechando las palabras con enfado-

Ángel, mi novio me mira con sus ojos de cada color que tiene, uno marrón y el otro azul, heterocromía se llama; sin saber lo que viene después de abrir la puerta. Ahí está mi hermano al final de la escalera, asomando su cabeza para enterarse de la situación.

-¡Ni siquiera te has puesto bien la camisa! -espeta mi madre con furia, haciendo referencia a mí-

Abrazo mi cuerpo, tapando mi vestimenta con la chaqueta del colegio. Nuestros ojos se encuentran una vez más, a ver quien es capaz de dar la cara.

-Mamá, yo...lo siento -es lo único que se me ocurre decir-

-No le castiguen a ella, fue idea mía -suelta Ángel-

-¿El qué? -pregunta mi madre, quiere pillarlo y hacer que diga cualquier tontería-

-Vete chaval, tus padres estarán preocupados -la voz grave de mi padre se hace presente, invita a mi novio a irse-

Ángel se despide de un beso en la mejilla, mira a mis padres por última vez y sale corriendo escaleras abajo.

Mientras tanto mis padres una vez más se preocupan por mí, por mi falta de cortesía, de respeto y de valores que me han inculcado. Ambos entran a mi cuarto para darme una charla, una vez más de lo que ya sé de las relaciones sexuales.

2 semanas después

-¡Venga Malú! No será para tanto, ya verás -la voz de mi amiga Vero me hace recordar que tengo que salir de su cuarto de baño-

Abro el grifo para remojar mi cara llena de lágrimas, y con un test de embarazo en las manos. Ella llama mi atención con su mirada para que diga algo, pero no puedo. Ahora mismo es el único sentido que no puedo llegar a hacer.

-No puede ser..-ella abraza mi cuerpo para que vuelva a llorar otra vez-

El test de embarazo ha salido positivo, no sé que voy a hacer con un bebé, si estoy preparada o no para ser madre joven. No sé si Ángel va a querer tenerlo. Si llego a decir que sí, tal vez me deje. Incluso mis padres no van a aceptar el embarazo, me obligarán a abortar, y no sé si quiero.

-Te vamos a apoyar en la decisión que tomes, no te vamos a dejar sola -esa son las palabras de mis padres-

Sorprendentemente no me llevé bronca, creo que sabían algo ante mis vómitos después de algunas comidas. Sin embargo Ángel, al principio no se lo tomó bien, me insultó diciendo que podría ser de otro, y después se arrepintió sabiendo que el único chico con el que me relaciono del colegio es él.

9 meses después

Ante la insistencia de mis padres, y de mi novio la barriga ha ido creciendo por meses. Dar el sí al embarazo ha sido la mejor decisión de mi vida, y mira que me queda todavía por delante, pero sé que me irá a mejor cuando tenga a mi bebé en brazos. Sabemos que es una niña, y que le vamos a llamar Lucía para seguir con la tradición familiar.

Lo que no sabía son los dolores tan fuertes que recibo en cada paso que doy, apoyo una de mis manos en el costado, suspirando cada dos por tres.

-Respira -dice mi hermano llegando hacía mi dejando la compra en el suelo-

-No puedo José, esta barriga es demasiado grande, no sé cómo va a salir esa cosa de ahí..-empiezo a llorar-

-Va a salir como ha entrado, ¿no? -responde burlón-

-¡No estoy para bromas! -golpeo su brazo sin fuerza, parece que en algún momento me voy a desmayar. Noto como mis piernas se humedecen, bajo la vista para volver a subirla-

-¡Mamá, Papá! Malú ha roto aguas -dice gritando en busca de mis padres-

-¡No la dejes sola! -grita mi padre, en menos de un minuto aparece con mi madre con una silla de ruedas preparada para la ocasión- llévate la bicicleta, busca a Ángel y tráelo al hospital

Mi hermano asiente cada vez que mi padre habla, él se va corriendo al garaje mientras que mis padres me ayudan a subir al coche, mi madre me acompaña en la parte de atrás para que haga unas respiraciones-inspiraciones, así el dolor disminuye, pero para mí es todo lo contrario.

-Todo va a salir bien, ¿vale mi niña? -dice ella con su melena rubia, posando sus labios en mi frente-

Recordar que hace nueve meses me estaba reprendiendo ante el acto inusual en mi casa, y después aceptar las consecuencias.

El hospital está lleno, mucha gente en urgencias, mi padre tirando de la silla en busca de un enfermero; enseguida me hacen entrar quitando mi ropa por una bata, subo a una cama especial para estas situaciones con la ayuda de los técnicos.

El ginecólogo, amigo de mi padre me hace todas las indicaciones que tengo que hacer.

Observo como mi padre sostiene una videocámara en las manos, mientras que mi madre agarra mi mano, así hago fuerza para que el bebé salga. Empujo una vez más, y veo como el hombre sostiene al bebé en las manos acercándose a una de las enfermeras.

-¡Qué viene otro más!

-¿Cómo? -suelto un grito-

-¡Empuja Malú, un poco más!

Así fueron las últimas palabras que escuché porque después de las fuerzas, y el hecho de empujar llegué a desmayar.

Al abrir los ojos, encuentro a mis padres con un café en las manos, a Ángel apoyado en mi hermano con la cabeza escondida entre sus manos.

-¿Qué ha pasado?

-Cariño..-mi madre se acerca con los ojos rojos e hinchados-

-El bebé, bueno..-mi madre corta el alegato de mi padre para continuar-

-Nació sin vida

-No..¡Eso es mentira! -digo intentando levantarme de la camilla- ¡Dímelo José! Es una broma..

Todos niegan, ahora entiendo el estado de mi novio por lo que mis lágrimas se juntan con las de ellos, un dolor que nunca he experimentado lo está viviendo ahora, el bebé que nunca he tenido en mis brazos duele, duele el hecho de querer a alguien que todavía no he visto.

Volver a nacer [Malú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora