Si bien podía decirse de ella que desconocía por experiencia muchas cosas que para la mayoría de personas a su edad deberían ser ya anécdotas pasadas, no significaba que no entendiera como es que esas mismas cosas o situaciones funcionaban. Ya lo había aceptado y en realidad no le daba mucha importancia, pero cuando llegaba a salir ese tema a colación le gustaba culpar a su hermana mayor. Lo hacía sin malicia, era más bien una travesura. Eso sin mencionar que era más fácil generar empatía diciendo que su sobre protectora hermana mayor le ponía límites estrictos ante las cosas que hacía o dejaba de hacer que diciendo la verdad, siendo esta su falta de interés por experimentar dichas cosas.
El punto era que pese a todo ella tenía sentido común y podía diferenciar las cosas "normales" de las que no lo eran tanto. Antes de salir de la cocina miró a su alrededor, todos estaban muy ocupados por ser una hora muy movida, pero pese a eso le parecía extraño que nadie pareciera haber notado eso. ¿En verdad solo ella lo vio? Imposible, especialmente porque no era la primera vez que sucedía, con facilidad, y cierto desagrado, podía recordar al menos otras siete veces en las que pasó ya sea lo mismo o algo igual de incómodo y raro. Pero tal parecía que solo ella se daba cuenta de ese tipo de cosas, pues nadie en la cocina pareció notarlo.
Estuvo tentada a hablarlo con alguna de sus compañeras en la hora que tenían libre para comer, pero no encontraba la forma de traer a colación un tema tan escabroso y escandaloso como ese. Incluso sería de mal gusto tomando en cuenta que a pesar de llevar trabajando ahí tres semanas, ella realmente no era íntima con ninguna de sus compañeras, mucho menos con sus compañeros. También podía intuir que hablar de algo así mientras comían podía terminar por arruinar el apetito de la mayoría de personas, por lo que de momento no había sido capaz de llevarlo a diálogo con nadie.
Otra opción era preguntarle directamente a los involucrados, pero sin duda alguna eso sería incomodo, y puede que al hacerlo este metiéndose en un tema que no esté lista para enfrentar, en especial porque no quería que Lincoln la viera como una entrometida y pre juiciosa.
Regresó a sus actividades normales una vez más, dejando de lado aquel tema mientras cumplía con su trabajo, pero sin ser capaz de alejar esos pensamientos de su mente.
—Oye, Nancy— pronunció la rubia, una vez ella y su compañera estuvieron sentadas en la mesa, aprovechando su descanso para comer algo, pues aquel día siendo quincena consiguió hacer llegar a mucha clientela—, ¿Qué opinas de la señorita Anna?
—¿A qué viene eso?— preguntó la chica de cabello negro y corto, no molestándose al ser vista hablando con su boca llena con aquel apetitoso sándwich.
—Solo tengo curiosidad.
—Pues, creo que es genial. Ella es tan, no sé. Es genial.
—¿Tú crees?
—Bueno, he salido con ella en varias ocasiones, pero no es que seamos amigas cercanas ni nada parecido. Aún así creo que ella es genial. Pero— la pelinegra se acercó a la rubia en busca de reducir su tono de voz—, entre nosotras, su apariencia me da algo de miedo. Parece un zombi.
—Tienes razón— respondió Lily tras soltar una suave risa—, pero creo que a mí me gusta como se ve.
—Si, es extraño. Ella es muy atractiva a pesar de verse como alguien que está muriendo. Eso es raro, ¿no crees?
—Yo no diría que es atractiva, solo me parece que pese a todo su apariencia me gusta.
—Entonces eres igual a todos los hombres aquí. Ninguno te dirá que ella es alguien atractiva, pero todos te dirán que les gusta. Lo sé porque yo misma se los he preguntado. Incluso Joseph me dijo algo parecido, ¿puedes creerlo?
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Mientras Las Hojas Caen
FanfictionAntes de pensar en tu futuro, es buena idea dejar atrás tu pasado...