Capitulo 31

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               —¿Cuándo piensan decírselo?— sonando bastante casual al hacerlo, Lincoln le preguntó eso a su madre.

—Pues, tu padre tiene esta tonta idea de no desrícelo en absoluto— le respondió ella, terminando de servir una segunda taza de café a su hijo, feliz de tenerlo tan seguido de visita gracias a todos los arreglos y planes que estaban teniendo recientemente.

—¿Entonces cual es el punto de preparar una sorpresa si no le van a decir sobre esto?

—Hijo, tu padre es un tonto, no me preguntes que rayos pasa por su cabeza respecto a esto— con cuidado, ella tomó asiento nuevamente frente a Lincoln en aquella mesa—. Admito que llegó a mencionarme lo que quiere hacer, pero no le preste atención en absoluto.

—Bueno, supongo que alguna idea tendrá para que la sorpresa sea una sorpresa, o algo así.

—Lo dudo mucho, tu padre es todo, menos alguien bueno para organizar cosas así. Sin ti este viaje estaría en sus manos y seguramente sería un enorme fracaso.

—Si, puedo imaginarme eso— con una sonrisa en el rostro, Lincoln continuo después de soltar una discreta risa—, de alguna manera él no es bueno en este tipo de cosas. Me sorprende que pudiera llevar a flote un restaurante con el éxito que tiene.

—No te equivoques, Lincoln. El restaurante es exitoso gracias a tus ideas, antes de eso solo era concurrido.

—¿Y cuál es la diferencia?

—Lincoln, el restaurante está ubicado en el centro de la ciudad, a contra esquina con la calle principal y cerca de la zona más concurrida del centro. Aun si no era el lugar con la comida más apetecible, para quien pasaba con prisa bien podría ser la solución para comer rápidamente antes de volver al trabajo o de continuar su viaje.

—Ya veo, tiene sentido. Supongo que aún cuando no fuera el mejor restaurante, los comensales simplemente siempre estaban presentes.

—Mi restaurante siempre tuvo buena comida— sacudiendo sus manos húmedas, el padre de Lincoln entraba al comedor después de escuchar vagamente aquello que los presentes conversaban—. Admito que la ubicación fue clave y todo eso, pero jamás serví mala comida en mi restaurante.

—Claro que si, cariño— le afirmó su esposa, acomodando un poco la silla junto a ella para permitirle a su esposo sentarse en ella—, claro que sí.

—El éxito estuvo en mis refinados sentidos de negocios y agilidad mental. Siempre he sido una mente sagas, niño. Nací para los negocios.

Aunque Lincoln pudo ver a su madre rodar los ojos con desenfado ante la declaración de su padre, lo cierto es que aquel hombre podía respaldar sus palabras a través de su historial, pues aunque el restaurante que poseía era el único emprendimiento que conservaba, no era ni por asomo el único que tuvo. Siendo que la venta de los otros tres emprendimientos resulto en la liquides financiera que aquella pareja mayor tenia.

—Mamá dijo algo sobre la sorpresa para Anna. Que no quieres decirle sobre eso o algo así.

—Oh, sí, eso. Tuve esa idea hace unos días, pero aunque la estuve pensando no estoy del todo convencido.

—Soy todo oídos, puedes decírmela y te diré que pienso de eso.

—No es nada del otro mundo, pensé que simplemente podíamos no decirle y esperar hasta que ella misma se dé cuenta.

Mientras Las Hojas CaenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora