Capitulo 35

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               Regresar a esa casa que restaba era algo que se sentía extrañamente nostálgico, quizá tanto como cuando regresaba a su verdadera casa, con sus padres. Era una sensación extraña ya que la diferencia entre el lugar que rentaba y su verdadero hogar estaba bastante clara para ella, pero parecía que no era tan evidente para su subconsciente, o algo parecido. No era algo que le preocupara, pero le plantearía esa duda a su hermana, únicamente por curiosidad sencilla, ya que no esperaba tampoco una explicación técnica al respecto.

A simple vista se veía el polvo acumulado en tan solo esos días de ausencia, aunque en realidad fueron semanas y no solo días. A pesar de que la mayoría de sus hermanas pudieron estar en aquella reunión únicamente por una semana en el caso de las mas ocupadas, el resto permaneció un poco más, y ella aprovechó para pasar tiempo con su familia.

Estaba acostumbrada a no poder ver a su familia completa muy seguido, incluso en celebraciones importantes se les complicaba hacerlo, pero eran tantos miembros que la logística se veía muy afectada. Pero al menos en esta ocasión pudo disculparse con sus padres y hacer las paces con sus hermanas, aunque ninguna estuvo realmente molesta con ella, como mucho, preocupadas.

En menos de dos semanas regresaría a clases y eso, de cierta forma, la alegraba. Por diferente que fuera, la rutina escolar le recordaba bastante a la rutina de estudios que tenia con su hermana y eso la hacía sentir que tenia las cosas bajo control. Claro, el estudio en casa no lo abandonaría, después de todo aun tiene mucho por aprender para seguir enorgulleciendo a la que es su hermana favorita.

El viaje de regreso fue bastante tedioso, pero agradecía a sus padres por prever que no tendría provisiones en casa, ya que podría cenar un poco del pay de manzana que ellos le dieron. Así que después de entrar en casa y sentir aquella extraña nostalgia, al primer lugar al que se dirigió fue al comedor.

Ya había pasado por eso antes, pero era algo enervante comer en un lugar tan silencioso, especialmente siendo que no quiso encender ninguna otra luz de la casa. No era tan tarde, así que sin mucho reparo tomó su laptop e inició una llamada con sus padres, para sentirse acompañada mientras cenaba. Aunque fue únicamente su madre con quien habló, pues su padre parecía un cadáver mientras dormía, en el fondo de la habitación que compartía con su esposa.

No era tan tarde, así que después de cenar, Lily dio un pequeño paseo por cada habitación de la casa, mostrándole a su madre las cosas que había cambiado o agregado después de aquella visita que ellos le hicieron. También le comentó con cierto desánimo a su madre que era probable que tuviera que buscar un nuevo empleo, pero eso era un problema para más adelante.

En realidad, no era un problema en absoluto a esas alturas. Habiendo hecho las paces con sus hermanas, algunas de ellas se organizaron para abrir una cuenta bancaria donde le aportarían algo de dinero para mantenerse en esa ciudad. Y siendo en su familia tan esplendidos con eso del dinero o los regalos, Lily sabía que seguramente el resto de su estadía en esa ciudad, así como recuperar los ahorros que perdió al pagar su matrícula, estarían completamente resueltos.

Quería volver a trabajar en el restaurante de la familia de Lincoln, pero no sabía si eso sería posible. Aunque recientemente había entablado una relación mucho mas amistosa con aquella peculiar mujer de ojeras perpetuas, Lily no sabía qué pensaría ella si se lo pide. La señorita Anna es una mujer rara después de todo, y cualquier cosa puede esperar de ella, menos lo razonable.

Pensando en ella, y también habiendo terminado su llamada con su madre, le envió un mensaje corto, únicamente dándole las buenas noches, era algo que hacía de vez en cuando. Y en seguida le mando un mensaje pidiendo verla cuando ella tuviera tiempo disponible. Creía que con ese mensaje ella podría darse una idea de sus intenciones y esperaba que también funcionara. Aunque el dinero ya no lo necesitaba, se sentía en la necesidad de volver a aquella rutina, así como de pasar tiempo con Lincoln en el camino al trabajo, o de regreso del mismo.

Dando un quejido exagerado que expresaba todo su disgusto por lo que debía hacer, Lily al fin tomó sus cosas y las llevó hasta su habitación para desempacar y, terminado aquello ducharse esperando con ello dormir plácidamente toda la noche y, a sabiendas de que eran vacaciones, quizá despertar tarde el siguiente día. Aunque, lo que mas la molestaba era que tendría que limpiar su habitación en primer lugar, pues al igual que el recibidor o el comedor, estaba ligeramente empolvado, pero lo suficiente para que fuera desagradable dormir ahí.

Algo sudada por aquella labor, y tomando en cuenta la época del año, Lily entro gustosa a ducharse, dándole igual hacerlo con agua helada. No era su forma favorita de hacerlo, pero justo esa noche se sentía de humor para pasar por aquella penuria. Un arrebato que no podía explicar, pero al que tampoco le dedicó demasiado tiempo de reflexión.

Tomó su teléfono al notar que tenía alguna notificación y, tomando en cuenta el calor que hacía, se lanzó sobre su cama en ropa interior, esperando que eso le evitara sudar o sentirse sofocada. Y con una gran sonrisa, estando boca arriba en la cama, al fin leyó el mensaje.

—Anna me dijo que recibió un mensaje tuyo. ¿Cómo estás? ¿No hubo problemas en el viaje?

Lily se emocionó un poco y, recargando en su pecho su teléfono, pensó en que podría decirle a Lincoln. Tenia claras las respuestas que darle a sus preguntas, pero quería saber que seria apropiado para comenzar una conversación con él esa noche. Debía apurarse, después de todo ya aparecía como leído su mensaje.

Lamentablemente el cansancio por el agobio del viaje, el agotamiento que el clima le causaba y la relajación que obtuvo de aquella ducha helada le hicieron quedarse dormida antes de responder. Aun así, ella recibió otro mensaje.

—Descansa.

Mientras Las Hojas CaenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora