Capítulo catorce: La emperatriz madre

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“La emperatriz madre”

El poder corrompe a las personas de manera maravillosa, causa estragos que son difíciles de arreglar y en su lugar la ambición crece y se jacta del nuevo poder que tiene

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El poder corrompe a las personas de manera maravillosa, causa estragos que son difíciles de arreglar y en su lugar la ambición crece y se jacta del nuevo poder que tiene. Ella lo hace así, pero cuando la situación no puede ser controlada cae en un trance casi tóxico.

—Lo sentimos, madame.

—¡¿Qué mierda está saliendo de tu boca?!

Grita la mujer, demasiado molesta, se levanta de su asiento y avienta una taza de té contra la pared, el estruendo hace que el joven que está arrodillado se aleje repentinamente y ella grita molesta.

—¿Sabes lo que estás ocasionando? ¡Todo lo que hemos planeado durante años y tú…!

Namura se peina los cabellos mientras hiperventila y luego cae al suelo entre lágrimas, el hombre que está con ella lo observa con demasiada duda y solo desea marcharse de la habitación, porque en los ojos de esa mujer solo se derrama locura pura; la ansiedad hace que el suelo bajo él se convierta en hielo.

—¿Crees que es fácil estar aquí? ¡Mira en lo que me he convertido! Debí irme cuando podía.

Y un trueno cae, lo que causa que Namura se levante y cierre rápidamente el ventanal, sin embargo ya es inútil, alguien lo abre con evidente divinidad y las alas de papel desaparecen cuando sus pies tocan el piso empapado de agua.

El joven no duda y corre de la habitación, pero antes de que pueda hacerlo su piel se corta y cae al suelo dejando un charco de sangre.

—¿Hiciste que desperdiciara un Kekkei Genkai?

—¡Lo siento, lo siento!—, Namura hace una reverencia ante el ángel de dios, pero todavía siente que no es suficiente y se arrodilla y mantiene su cabeza contra el suelo, incapaz de mirar a la mujer frente a ella.  —Tenshi-Sama, reconozco mi incompetencia en esta misión.

—Espero que no hagas que replantee mi decisión tomada, estás aquí por mi, y es por mi por quien te puedes ir.

Los labios de Namura tiemblan.

—Fueron esos incompetentes que no pudieron terminar con la emperatriz.

—¡Entonces piensa más!

Ella tiembla. —Lo haré. No se tiene que preocupar más por esto.

Quien no teme a esta mujer es porque jamás escuchó de ella. Tenshi-Sama no era tan diferente a cualquier otra diosa, la gente del imperio de la lluvia decidía rezarle y alabarla, no sabían que a quien llamaban era realmente un demonio.

Una mujer disfrazada de ángel.

—Tienes una semana, mátala, exclúyela, envenénala o haz que pierda su puesto, pero haz algo para bajar la guardia del emperador.

La emperatriz consorte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora