Capítulo dos: Espero que

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“Espero que te mueras por tus propias decisiones”

Solo es cuestión de segundos para que tu vida se destruya, todo lo que tenías planeado para tu futuro caiga por la borda y se pierda en un oscuro y profundo mar

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Solo es cuestión de segundos para que tu vida se destruya, todo lo que tenías planeado para tu futuro caiga por la borda y se pierda en un oscuro y profundo mar. Tu vida recién comienza, pero parece que acaba de terminar.
No se encuentra lista para un paso como ese, hay más cosas por delante, no puede dejar de lado sus objetivos por el capricho de una mujer.

—¡Esto no es lo que quería para mí!—, le grita Sakura a su madre mientras se limpia las lágrimas inútilmente. —¡Estoy iniciando mi vida, me estoy haciendo de un nombre! ¡La misma emperatriz me estaba reconociendo!

—Sakura…

—No quiero casarme con el y tampoco quiero darle hijos.

Sakura no puede contener su llanto, está deseando profundamente que todo sea una cruel pesadilla de la cuál quiere despertar, pero no puede. Así que solo cae en un profundo dolor y cree que no es capaz de levantarse otra vez, por dos razones; uno, no estaba lista para formar una familia. Todavía. Dos, el plan de estudio médico y el proyecto de los huérfanos de guerra que estaba implementando todavía no estaba terminado y apenas entraba en su apogeo.

Había trabajado sus últimos años de vida en eso y ahora debía dejarlos por el deseo de alguien más.

—No se que es lo que esperabas de todo esto, Sakura. La emperatriz te vio partir con el a mitad de fiesta y después de eso apareciste una hora después.

—¡No me acosté con el!

—Te creo hija, pero la emperatriz no.

—Ella sabrá que no hice nada con el, cuando pasen los meses y no esté embarazada, ¿no es así, madre?

Mebuki niega algo agobiada por todo. Sus manos sostienen las mejillas de Sakura, jalándolas con cuidado, justo como lo hacía cuando era un bebé y Sakura estaba apunto de llorar, otra vez. El rostro de Sakura descansa sobre su regazo y Mebuki no hace más que acariciar sus cabellos con cuidado mientras tararea una vieja canción de cuna.

El mundo de Sakura se viene abajo cuando siente una de las lágrimas de su madre correr por su frente. Mebuki siempre ha querido parecer alguien fuerte y lo ha logrado, pero ahora se encuentra devastada. Sakura era su adoración, su pequeña bebé y ahora debía entregarla a alguien más.

—Quiero ayudarte, Sakura. De verdad , quiero hacerlo.

—Pero no puedes.


→✿←


Hay cosas en la vida que no puedes dejar pasar así como así sin que tengan una reacción, ya sea negativa o positiva. La situación de la familia de los Haruno era algo como eso, no podían negarse ante el pedido de la mujer que gobernaba el país, no era tan sencillo como decir: Me niego, mi hija tiene más potencial que esto. Claro, lo podían hacer, solo si querían ser colgados a la mañana siguiente frente a todos, y precisamente era lo que Sakura quería evitar.

La emperatriz consorte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora