Capítulo diez: La realidad

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“La realidad no es más que una mentira ”

Sakura se mira a si misma frente el espejo de cuerpo completo, su fina túnica blanca cayendo por sus hombros cuando descubre su desnudez y la delgadez marcada a través de cada hueso, su vientre abultado ha desaparecido con el pasar de los días y e...

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Sakura se mira a si misma frente el espejo de cuerpo completo, su fina túnica blanca cayendo por sus hombros cuando descubre su desnudez y la delgadez marcada a través de cada hueso, su vientre abultado ha desaparecido con el pasar de los días y eso le duele. Tan solo una semana, el tiempo suficiente como para convertirse en un desastre débil, incapaz de levantarse de cama sin ayuda de alguien que no sea Yamanaka, todavía demasiado dolida como para querer hacerlo o buscar la voluntad para intentar, pero algo dentro de ella le dice que debe y es la amargura que se centra en su paladar y le hace querer dar arcadas.

Ino la acompaña, solo hasta que llegan al palacio del emperador, Sakura en busca de Shisui quien es el único que puede ayudarla en este momento, aunque claramente no lo encuentra y se ve en la obligación de hacer todo por ella misma. Bajando las escaleras mientras se agarra el vientre como si cada paso quemara como el mismo infierno.

—¿Majestad?—, ese guardia parece bastante sorprendido de verla ahí, tan débil que no duda en darle una silla para que se siente, Sakura acepta, suspirando con cierto cansancio. —¿Su luto finalmente termino?

Sakura hace un gesto complicado y el guardia lo nota al instante, así que mejor cierra la boca, sin embargo otro guardia todavía sigue.

—No debería estar aquí, pero ya lo está. ¿Necesita algo, majestad?

Ella asiente. —Busco a una mujer, debe estar aquí, quiero saber cómo se encuentra.

—¿Una mujer? Majestad, en los últimos siete días no ha llegado ninguna mujer a esta ala del palacio.

—Quizás ya está muerta—, algo en sus propias palabras la aterra. —¿Tu sabes quién es Izumi?

—¿Izumi como Izumi Uchiha?

—Ella.

—Es un general de alto rango, siempre está en batalla y nunca pisa la capital. ¿Por qué pregunta sobre ella?

—La estoy buscando.

El guardia se muerde el labio.

—¿No es ella quien fue la causante de la muerte del príncipe heredero?

—…

—Se intenta mantener en secreto como ustedes lo pidieron, pero es imposible.

—¿En secreto? Ah, ya veo—, ríe secamente y solo así regresa al exterior, una vez más caminando por los pasillos, mientras se pregunta que habrá pasado con esa mujer causante de su dolor.

Izumi…podía recordar su nombre saliendo de los labios de alguien cuya voz reconoce pero no sabe quién es, lo cual la hace sentir como una completa tonta, porque le atormenta la idea de que ella vuelva a ser especial.

La emperatriz consorte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora