Capítulo diecinueve: Te extrañe tanto, emperatriz

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“Te extrañe tanto, emperatriz”

Karin camina por el pasillo hasta que ha llegado al despacho del emperador, toca con fuerza y luego entra un tanto agitada, observando al hombre que deja sus papeles para verla desde su asiento

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Karin camina por el pasillo hasta que ha llegado al despacho del emperador, toca con fuerza y luego entra un tanto agitada, observando al hombre que deja sus papeles para verla desde su asiento.

—¿La encontraste?

—No, lo siento su majestad.

—¿Entonces que estás haciendo aquí?

—No hay donde buscar, todo lugar del imperio fue recorrido, pero la emperatriz sigue desaparecida.

—¡Es imposible! ¡¿Cómo ella se puede perder tan rápido?!

El emperador está furioso, su mujer fue secuestrada aquella trágica noche. ¿Se siente culpable? Por supuesto que no, pero ella tenía un deber que cumplir, el emperador no se podía ir a la guerra si su mujer no aparecía y no había un heredero para suplantarlo en caso de muerte.

—Disculpe que pregunte, pero, ¿por qué busca a la emperatriz si su título ahora no es algo válido?

—¿Qué?

—La emperatriz fue desterrada al viejo palacio, en otras palabras, perdió su favor.

—No digas más y haz lo que te ordené.

—Pero.

—¡No vuelvas a repetir esa palabra o regresarás a lo que eras antes!

Ella aprieta sus puños con rabia. El actual emperador no era tan diferente a su padre, al final ambos eran la misma escoria perteneciente al mismo linaje. De tal palo tal astilla.

—¿Por qué te quedas callada?

—Lo siento mi señor.

—Tus disculpas no me regresarán a mi esposa. Karin Uzumaki, espero que hagas tu trabajo, porque estoy seguro de que no quiere volver a ser una sirvienta.

—¡Itachi!—, le reclama Izumi entrando a la habitación. —No puedes tratarla así.

Itachi aprieta los puños.

—La emperatriz no hubiera estado de acuerdo con este comportamiento.

—¿Ahora crees que puedes decirme que hacer? Izumi, tu no eres ella y no sabes cómo era ella.

—Yo la conocía más que tú y sabes que tengo razón.

Karin observa entre estas dos personas que parecen que están cerca de hacer una batalla en ese despacho. Y podría ser así pero alguien abre la puerta y entra, es Namura.

—¿Por qué el emperador sigue buscando a esa mujer? Es estúpido.

Karin odia tener que darle la razón a esa mujer.

—No necesita buscarla cuando me tiene a mi, soy idéntica a ella, incluso aún mejor de lo que pudo ser.

Izumi la observa con molestia y Namura sonríe cuando la nota.

La emperatriz consorte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora