XXXIV | Stormy Weather

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Atención +18 ;) están avisades


Charly le hizo un gesto y se dirigió hacia el otro lado del depósito, como si quisiera darle espacio para lidiar con la situación.

Ella tomó una respiración profunda, se acomodó la ropa y busco la bendita tela verde esmeralda. Después, salió rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella para que Carla no pueda ver más allá.

Charly quedó solo en el cuarto de depósito por unos segundos con la adrenalina aún presente. La interrupción había sido abrupta. Pero eran esos momentos los que a él le encantaban.

Cuando Liv volvió a entrar, él caminó hasta ella con tranquilidad.

– Me voy. – dijo serio.

– ¿A dónde te vas? ¿No venías a terminar lo que habías empezado? – lo desafió, comenzando a desabrochar nuevamente su camisa.

– Si, pero tu asistente es una rompe huevos. Si van a estar interrumpiéndonos a cada rato...

– ¡Vos quisiste venir! ¡Vos empezaste esto!

– ¡Ah, viste lo que es que te dejen con las ganas! – sonrió señalandola.

Liv ya cambiaba su expresión a una de enojo. Él rió negando con la cabeza y la tomo del rostro.

Después, la cargó enroscado sus piernas en sus caderas y la llevo hasta el escritorio nuevamente.

– ¿Querés que terminemos lo del otro dia? – murmuró con una voz ronca, ésta vez rozando su nariz.

Ella asintió con la cabeza, quitándose por fin la camisa completamente. Él la ayudo a terminar de quitarse las demás prendas, mientras volvían a unir sus labios en un beso húmedo y apasionado.

El contacto cercano y la sensación de su cuerpo contra el suyo enviaron una ola de electricidad a través de él. Ella se aferró a sus hombros, sabiendo exactamente lo que quería.

Las manos de Liv recorrían su cuerpo, deslizándose por su espalda mientras él la sostenía con fuerza. Y dejó escapar un suspiro cuando Charly la pegó más a él, sus cuerpos ahora más unidos que nunca.
El contacto era electrizante, y el deseo crecía con cada segundo que pasaba. 

En ese momento, el atelier, el cuarto de depósito, las interrupciones... todo quedó atrás. Ya completamente desnudos, Charly luego de colocarse protección entró finalmente en ella, ahogando sus gemidos en un beso.

Los movimientos al principio eran lentos, y se miraban con deseo. Las pupilas dilatadas y los labios entreabiertos soltando suspiros que escondían gemidos para no ser escuchados por los demás. La situación era excitante porque en cualquier momento podían ser vistos, y ésto ánimo a Charly a aumentar el ritmo de sus movimientos. Se sostenía con una mano del escritorio, y con la otra de las caderas de Liv.

Ella apretaba su gran espalda, y dejaba besos en sus labios, en sus comisuras y hasta en su hombro cuando sus movimientos eran más rápidos y profundos.

Cambiaron de posición, y esta vez ella quedó de espaldas a él. Apoyada sobre la mesa con sus manos, Charly tomó total control de la situación, agarrándola estai vez con ambas manos firmemente de las caderas para guiar los movimientos con rapidez y profundidad.

El placer aumentaba cada vez más, y Olivia sentía que no podía reprimir un gemido más. Se le escapó uno y Charly rápidamente cubrió su boca con una mano, acto que encendió a la joven aún más.

Ambos llegaron al orgasmo extasiados de placer. Y se desplomaron en la silla que estaba detrás del escritorio, el sentado y ella encima de él abrazándose agitados.

No te animas a despegar | Charly GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora