Él se despertó lentamente, y volteó a verla. Luego sonrió volviendo a cerrar sus ojos adormilado.– Buen día... – murmuró él con voz adormilada. – ¿Hace mucho te despertaste?
– No, hace un rato. Use tu ducha espero no te moleste...
– Por favor, ¿Cómo me va a molestar? – le dijo frotando su rostro para desperezarse y se sentó en la cama.
– Te desperté porque no me quería ir sin despedirme. – sonrió de lado, subiendo una mano a su mejilla.
– Gracias... Lo de anoche fue... – hizo una mueca y ella sonrió nuevamente. – increíble.
– Si, coincido.
Se acercó a dejar un rápido beso en sus labios de despedida.
– Me tengo que ir a trabajar, perdón por no poder quedarme.
– No, no no... Está bien. Andá, que no se te haga tarde.
– Gracias por todo. – dijo incorporándose. – Volve a dormir, descansa.
– Gracias a vos Liv. – dijo sonriéndole, aún sentado desde la cama. – Que tengas una buena jornada.
Ella se retiró de ahí, con una sensación de calidez en su pecho que no podía explicar y una sonrisa que no se le borraba del rostro.
• • •
Era una noche de entre semana y Liv estaba en su casa sentada frente a su escritorio, con la cabeza entre las manos. Había trabajado hasta tarde, revisando telas y terminando detalles para el gran proyecto que tenía que entregar pronto. El cansancio la había alcanzado, y sus ojos estaban pesados de tanto concentrarse en el trabajo.Aquellas últimas noches con tanto cansancio de la rutina, pensaba en como le gustaría estar acompañada de alguien que la ayude a despejarse un poco.
Pensaba en Charly, porque era la primera persona que se le venía a la mente. Y después se reprochaba a si misma porque aquello estaba mal... Y pensaba en Luis.
A grandes rasgos Luis parecía ser el partido perfecto. El era todo lo que estaba bien y lo que necesitaba en su vida: era bueno, tranquilo, trabajador y siempre la apoyaba en todo.
Pero no podía ser. Su relación ya había quedado en algo casual, y no podía llamarlo en esas situaciones vulnerables. No quería confundir las cosas... Y entonces otra vez volvía a pensar en Charly.
Útimamente se veía seguido con los dos, pero con ninguno la cosa iba más allá que encuentros puramente sexuales. Un poco de diversión de un rato y ya.
El teléfono sonó, y ella dejó escapar un suspiro de exasperación. Era tarde, y no esperaba llamadas a esa hora.
– ¿Hola? – contestó.
– Liv... Soy yo.
Escuchó la voz de Charly, y casi de inmediato sintió un cosquilleo en su abdomen.
Cerró los ojos suspirando. Lo había llamado con el pensamiento.
– ¿Qué pasa?– fingió desinterés.
– ¿Cómo estás...? Hace días no hablamos, ni nos vemos.
– Si, bueno... Estuve ocupada. – dijo ella obvia. – Pero estoy bien. Cansada nada más... ¿Vos?
– Yo bueno, siempre haciendo algo... – respondió. – Che, ¿Que estás haciendo? ¿Me puedo pasar por tu casa un rato? Ésta vez llame antes. Hice bien, ¿O no?
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No te animas a despegar | Charly García
RandomCuando Charly conoce a Liv, una diseñadora de modas y amiga de su mujer Zoca, queda cautivado por su encanto y su fuerte personalidad. Liv también se encuentra atrapada entre dos hombres: Charly García un alma caótica pero volátil, y Luis Alberto S...