XLI | Tensión en el aire

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Con el pasar de pocos días después del sorprendente encuentro con Zoca y la visita medio despedida de Charly, ella decidió no llamar ni ver más a García.

Las razones eran obvias; Zoca había vuelto y su presencia era un recordatorio incómodo de que la situación entre ellos era más compleja de lo que le gustaba admitir. 

Y además, no sabían que hacer. El no sabía que decisión tomar. Pensaba que era apresurado decirle a Zoca. Pensaba en qué ganaría confesándole lo que había ocurrido. Quizá no valía la pena arruinar su relación de tantos años.

Y después pensaba en que quería seguir viéndo a Liv y que ella realmente le importaba, más de lo que creía.  Pensaba que si no estuviera con Zoca, definitivamente retomaría su vínculo y no la dejaria ir por nada en el mundo.

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Esa distancia también significaba que Liv se sintió un poco perdida en los días que siguieron.

Ella arovechó a ver más seguido a Luis. Aunque claro, el también tenía sus responsabilidades.

Luis respetaba los límites de una relación casual y no quería presionarla. Sabía que forzar una relación más allá de lo que ambos estaban dispuestos a dar solo complicaría las cosas con Liv.

Pero en los momentos de calma, cuando el taller de Liv estaba silencioso y el ruido de la ciudad se desvanecía, ella sentía una especie de vacío.

Era como si su vida, que siempre estaba llena de actividad y emoción, de repente se hubiera vuelto un poco más monótona.

Extrañaba a Charly, pero la presencia de Zoca lo complicaba todo. 

Y aunque no quisiera molestar a Luis, se apareció una tarde en su estudio de grabación sin previo aviso.

Al verla, el no evito dedicarle una sonrisa que iluminó su rostro por completo.

– ¡Liv, bonita! Qué sorpresa verte acá...

– Espero que no te moleste... Vine sin avisar.

– ¿Estás loca? No me molestas para nada, de hecho ya estábamos terminando acá. – dijo señalando a sus compañeros.

Ella saludó a todos de forma amistosa, y charlo brevemente con ellos sobre como estaban que y tal iban sus respectivos trabajos.

Se quedó de lado de los controles, esperando a que Luis termine su jornada de grabación y retoques, y una vez que todos se fueron cuando el ensayo acabó el se reunió con ella.

– Que sorpresa verte acá... No te veía hace mucho. – sonrió él, sentándose a su lado y posando una mano en su rodilla con ternura.

– Si, es verdad. Ya te extrañaba por eso vine... – confesó haciendo una mueca.

El no evito sonreír y se inclinó para besarla suavemente.

– Gracias por venir. ¿Querés hacer algo hoy? Podemos ir al cine... O a escuchar alguna banda tocar. – propuso entusiasmado.

– ¿Vos ya terminaste acá?

– Me quedan unos retoques que siempre me gusta hacer cuando todos se van. – confesó riendo. – Pero si me esperas, podemos ir después de ésto.

– Bueno dale, te espero. Y de paso te veo trabajar...

– Y me va a ser difícil concentrarme con vos acá, no te prometo nada... – bromeó haciéndola reír mientras volvía a la computadora que estaba encendida enfrente de ambos.

Ella se quedó en su lugar, mirándolo terminar de retocar su trabajo en silencio y concentrado. Pero de vez en cuando él le dedicaba miradas, y le daba pequeños besos en la mejilla juguetón.

Y en ese momento se dió cuenta de que en realidad lo había extrañado mucho. Lo abrazo por detrás, cuando el estuvo parado y este acto lo tomo por sorpresa.

– Ey... – acotó sorprendido volteando a verla sonriendo. – ¿Qué paso?

Ella lo miró a los ojos en silencio, el contacto visual era intenso, lleno de una sensación que iba más allá de las palabras. Se subió un poco, poniéndose de puntitas, para besarlo en los labios.
Al mismo tiempo, lo abrazó por la cintura, atrayéndolo hacia ella con suavidad pero con determinación. El beso era lento y cálido.

Luis rodeó su cuerpo con sus largos brazos firmes. El beso fue creciendo en intensidad, cada movimiento reflejando la emoción que ambos compartían.

Pero justo cuando el beso se hacía más profundo, la puerta del estudio se abrió de golpe, revelando dos rostros conocidos: Charly y Zoca llegaron justo en ese momento, sus expresiones mezcladas entre sorpresa y desconcierto.

El silencio fue abrupto, como si alguien hubiera cortado el aire con un cuchillo. Liv y Luis se separaron rápidamente.

Charly se quedó helado y miró a Liv con ojos entrecerrados, tratando de procesar lo que estaba viendo.

¿A caso Liv se seguía viendo con Luis? ¿Su relación había avanzado? ¿En qué momento había ocurrido todo eso? Su cabeza se llenó de preguntas, y sin saber por qué se sintió traicionado.
Recordó en un tramo de segundos todo lo que ellos habían vivido. Recordó las noches de encuentros sexuales, sus momentos íntimos, la manera en que ella le decía cuando lo había extrañado o cuando pensaba en el...

Zoca, por su parte parecía sorprendida y feliz por ver a Liv con Luis. Ella sabía hace tiempo que entre aquel par había algo.

El beso interrumpido dejó a Liv y Luis sin palabras. Liv buscó algo qué decir, pero las palabras no llegaban. Luis, por su parte, intentó mantener la calma.

Charly cruzó los brazos, su actitud indicando sus sentimientos obvios. Zoca volteo a verlo al ver éste acto, y frunció el ceño. El disimuló rápidamente y hablo:

– Bueno bueno, parece que venimos en un mal momento Zoquita.

Charly intentó sonar gracioso, pero su tono tenía un deje amargo e irónico que no pasó desapercibido para Liv.

El de bigote miró a su alrededor, como si no quisiera centrarse en el beso que acababa de presenciar.

– Hola chicos. Perdón por no avisar... Pensamos que estabas solo, Luis – dijo Zoca, apenada, con un tono que mostraba perplejidad.

Luis sonrió, tratando de aligerar el momento y evitar que la tensión creciera aún más. Su sonrisa era amable, pero había una pizca de incomodidad que denotaba que estaba tratando de controlar la situación de la mejor manera posible.

– No por favor, pasen. Nos tomaron por sorpresa nada más.

Liv observaba a Charly, quien todavía mantenía su postura defensiva nuevamente cruzando de brazos, su mirada era dura.

La interacción entre todos era tensa, pero Luis, con su actitud relajada, intentaba minimizar el impacto del encuentro inesperado.

Charly miraba a Luis y luego a Olivia, tratando de averiguar cuál era la verdadera dinámica entre ellos, pero sin querer mostrar demasiado interés.

Zoca miró a Olivia, tratando de sonreír a pesar de la incomodidad. Quería romper el hielo, pero no sabía cómo, y su actitud mostraba que estaba incómoda con el giro de los acontecimientos.

Luis, por su parte, trató de mantener la cordialidad, invitando a Charly y Zoca a pasar al estudio, pero el ambiente seguía siendo extraño.

La situación se convirtió en un juego de apariencias, donde cada palabra y cada gesto debían ser cuidadosamente elegidos.

La llegada inesperada de Charly y Zoca había complicado el momento, y ahora todos intentaban manejar la situacion entre la cortesía y la realidad de lo que acababan de presenciar. Y Liv sabía que tendría que ser cuidadosa en sus respuestas, porque cualquier paso en falso podría empeorar la tensión que ya se sentía en el aire...

No te animas a despegar | Charly GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora