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¿Cuánto tiempo llevas a... aquí?

¿Caminando? Un par de horas, aquí sentado apenas unos minutos.— se puso de pie y me alejé con miedo, no confiaba en él —...no te preocupes mocoso, no voy a lastimarte.

Pues el otro día parecía que en verdad querías hacerlo.— le dije mirando la botella en su mano, estaba muy cerca de mí, cerré los ojos con fuerza, esa maldita tentación me estaba torturando.

Nah, no lo vales.


Michael salió de la cabaña buscándome, cuando me vio se acercó rápidamente, se veía preocupado, pero apenas se percató de la presencia de Eddie su expresión cambio a enfado.


¡Esto es increíble! ¡Suficiente Eddie!— rápidamente lo sujetó del brazo y se lo estaba llevando a la camioneta, él ni siquiera se resistía, solo se dejaba.

Eddie soltó la botella y esta cayó al suelo sobre las hojas secas, estaba derramándose todo el contenido, pero la sujeté antes de que se echara a perder todo.

¡David!— Ahora Michael lo sujetaba a él del brazo y a mí de la muñeca al mismo tiempo —¡Suéltalo!


Su mirada me lo decía todo.


¿Te vas a rendir, David?

¿En serio vale la pena ese líquido asqueroso?


Para mi sí.

No sabía qué hacer.



Por favor, suéltala...— me miraba a los ojos, Eddie sonreía.

¿Qué ocurre Michael?— le preguntó —... lo cuidas como un niño ¿Verdad?

¡Cállate!


No quería soltarla, quería soltarme de su agarre, y me sentía muy tonto por hacer eso.


Que dilema, el estaba entre dos ebrios problemáticos.

Pensar eso me hizo sentir mal conmigo mismo.


Por favor, suéltala... por favor.


Solté la botella y él la pateó, sentía algo quemarme por dentro, no estaba bien. Para mí nada podía estar bien, cerré los ojos fuertemente ante la frustración.

Michael iba a llevarlo con la policía del lugar, lo subió a la camioneta mientras discutían y forcejeaba con él, y al parecer me estaba esperando.


David, tienes que venir, no puedo dejarte solo.

Yo... no quiero ir.— en realidad no quería estar cerca de ese hombre, me daba escalofríos.

Por favor, solo ven.


Tragué saliva, no quería, sabía que se aproximaba una situación muy incómoda para mí. Pero tenía que obedecer, no quería darle problemas.

Subí al asiento del copiloto y suspiré mientras abrochaba el cinturón. Atrás, Eddie estaba desparramado en el asiento, totalmente ebrio y riéndose.

Un Verano Para Siempre | Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora