10

345 51 57
                                    

° Narra David °

¿Cómo era posible que en toda mi vida no lo supiera? Que podía sentir tanto y de esa forma tan intensa, ¿Cómo podía ser que no había imaginado que se podía llegar a sentir tanto placer? ¿Había estado oculto en mí? Ese deseo o secreto invisible de que a lo mejor siempre había sentido atracción por hombres, pero no era capaz de notarlo yo mismo ¿Cómo?

¿Por qué aparecía ahora? Y, ¿Por qué con él?

Había estado con chicas, había conocido a muchas en fiestas, hubo noches alocadas, así como relaciones cortas que nunca llegaban a nada, pero ahora, estaba recostado en su pecho mientras él miraba al techo. Y no quería dejar de sentirme de esa forma, quería entender qué me pasaba y desde cuando me pasaba, quería respuestas a lo que mi cuerpo me estaba haciendo sentir, de esa forma tan intensa.

Nuestro pacto, nuestro trato, era disfrutar y experimentar durante el verano, y estaba completamente dispuesto a hacerlo, si era con él. Y es que me parecía tan atractivo, que no se me ocurría ningún otro hombre a quien dejarle hacerme todo lo que él había hecho conmigo. Sin embargo, no sabía nada de él, apenas lo conocía, pero aun así, ¿Qué lo diferenciaba de las chicas con las que tenía sexo en fiestas en las que apenas las conocía? Realmente, nada.

Éramos como una fiesta, una fiesta por todo el verano.

Y claro que tenía miedo, ¿Cómo no sentir miedo a lo desconocido?

No sabía que pensaría mi padre, si tan solo en algún momento por alguna razón se enterara de que era gay, o que lo había hecho con él, eso no tenía que pasar, nunca, y no pasaría.

Dibujaba círculos en su pecho con el dedo índice mientras mi mejilla estaba recostada sobre él, lograba escuchar cada uno de los latidos de su corazón relajado y complacido.

Me había hecho sentir algo tan único, me había dominado, y jamás en la vida había imaginado estar en algún tipo de situación similar como aquella en la que me había controlado por completo y me había hecho suyo.

Nadie decía nada, él seguía mirando al techo y yo solo miraba mi mano mientras continuaba con los círculos sobre su pecho, me sentía tímido. Tenía frío y calor al mismo tiempo, pero mi cuerpo comenzaba a temblar de nuevo y eso solo me enfadaba conmigo, no entendía por qué era tan difícil para mí controlar eso.



¿Te duele mucho? — me preguntó.

Sí...— le dije en un hilo de voz, casi un susurro. De pronto sentí su mano en mi cabello, Michael me despeinó, aunque más se sintió como si me acariciara, y eso me hizo sonreír nervioso.

Ya te acostumbrarás... al menos sé que te gustó...— dijo guiñándome el ojo, incontrolablemente mis mejillas comenzaron a sonrojarse mientras podía sentir su mirada clavada en mí, yo seguía escuchando sus latidos —... La forma en que gritaste tan fuerte, mi nombre... fue sensacional...

Me sentía muy apenado como para mirarlo también

Es que... nunca pensé sentir un placer tan doloroso...



Me sonrió, lo pude ver de reojo, él seguía jugando con mi cabello, cerré los ojos tratando de imaginar si en algún momento lograría sentir ese tipo de paz cuando regresara a casa ¿Sería posible sentirme bien en casa? ¿Encontrar un espacio tan cómodo como ese?

Muchas ideas y pensamientos cruzaban mi mente en lo que me sentía tan especial con su mano, acariciándome de esa forma, sentía afecto, que obviamente él no sentía por mí, ni yo por él, pero se sentía como si fuera así. Apenas me conocía, pero me hacía sentir como si fuera alguna persona que me quisiera, o que quisiera pasar tiempo conmigo, eso era algo que no tenía en casa.

Un Verano Para Siempre | Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora