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° Narra Michael °


Y bailamos, como si estuviéramos conectados, y aunque él no sabía cómo bailar lento, yo lo guiaba mientras nuestras manos estaban juntas entrelazadas, bailamos despacio, profundamente cayendo en emociones y sensaciones que nunca antes había sentido en toda mi vida, tocar su cuerpo, acariciar su rostro, tenerlo conmigo, era algo que quería que fuera de esa forma para siempre.

Me gustaba mucho, me atraía tanto que no podía soportar que Eddie estuviera molestando y arruinando algo tan especial para mí, algo tan mágico y majestuoso como David. Que era de esos amores que solo aparecen una vez en la vida, y sin importar lo poco que lo conocía yo lo sabía, solo se encuentra uno como él una vez.

Al día siguiente por la tarde, mientras estaba en las afueras de la cabaña, cortando troncos con el hacha, para encender la fogata, vi la botella vacía sobre las hojas secas y recordé lo que había pasado. No había sido sencillo para el soltar la botella, lo había visto en sus ojos. Había notado cómo deseaba beber y lo mucho que estaba sufriendo al no tener alcohol, esa situación le había afectado mucho.

Lo peor de todo era que temblaba incontrolablemente y sabía que le dolía mucho la cabeza aunque no me lo decía, los gestos que hacía de vez en cuando delataban que sentía mareos y dolor, estaba pasándola mal y trataba de ayudarle con algún té relajante. Además de todo eso, David no tenía mucho apetito, estaba comiendo muy poco y me preocupaba.

Dejé de cortar los troncos y entré a verlo, me asomé lentamente y lo vi, estaba recostado en la cama de su habitación, dormido, era un día nublado y sabía que el frío lo torturaba mucho. Si de por sí temblaba por su abstinencia, el frío empeoraba las cosas para él, toque su frente para asegurarme de que no tuviera fiebre y accidentalmente lo desperté.


Se estiró como un gato al que despiertas de una siesta, me reí al verlo.


¿Cómo estás? ¿Aún tienes frío?

Asintió.


Le acomodé las frazadas, sus ojos estaban brillosos y parecía estar pasándola muy mal.


No quería decirte, pero, me duele mucho la cabeza, traté de dormir para no sentirlo, pero sigue igual.


Le acaricié sobre el cabello, me preocupaba.


Sé que no quisiste hacerlo... pero cuando soltaste la botella, fuiste más fuerte que esto, eres más fuerte que este problema.

No creo serlo.

Lo eres.

Solo estoy sobrio porque no hay alcohol aquí, si no fuera así créeme que tendríamos problemas, porque esto es más fuerte que yo.

David, tú puedes, si te dijera que hay alcohol en la cabaña ¿Lo buscarías o seguirías como si no lo hubiera dicho?

¿Qué? Pero por qué me lo dijiste.

Primero, porque eres tan fuerte que no te vas a poner a buscarlo, yo sé que eres fuerte, y segundo, porque nunca lo encontrarás.

Ahora no dejaré de pensar en eso.

Tú puedes, llevas varios días sobrio.


Suspiró, se cubrió por completo con la manta, no quería que viera su rostro, pero debido a que escuchaba su respiración, pude notar el instante en el que comenzó a llorar y eso me hizo sentir terrible.

Un Verano Para Siempre | Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora