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° Narra David °


Y así fue como terminó el verano, así fue como conocí a un hombre que me cambió por completo la vida y replanteó mis ideas de lo que era enamorarse, o sentir algo parecido al amor. De hecho, hasta me ayudó a conocerme mejor, descubrir ese 'tanto' que era inimaginable.

Llevé la maleta hasta las afueras de la cabaña y él la subió a la maletera de la camioneta, no se veía serio, solo estábamos evitando lo inevitable.

No nos decíamos nada.



Habíamos pasado la noche abrazados como si fuéramos todo lo que necesitáramos en el mundo y el desayuno había sido en completo silencio, una despedida silenciosa, o dolorosa.



¿Era mejor así? ¿Evitar la situación y el tema hasta llegar al momento? No lo sabía.



El silencio que se apoderaba del aura entre nosotros era como una penitencia en agradecimiento a tanta gloria. Me sentía extraño, como en el final de un libro, como estar justo en la última página.

Paseándome sobre las palabras de la última hoja del poema de nuestro verano, sin perder el equilibrio, lo miré.

Su sonrisa me hizo sentir cómodo instantáneamente, así que le sonreí también. Subió al asiento de conductor y rápidamente subí a su lado. Cada movimiento se sentía robotizado y aterrador, abrochar el cinturón, mirar al frente, no saber qué decir, esperar a entrar a la ruta y sobre todo no saber qué sentir.

Recordé todo, cuando había llegado al bosque, los mosquitos, los otros insectos aterradores, los sonidos de la noche, mi cuerpo temblando descontroladamente cuando yo aún no tenía idea de que sufría de los síntomas de la abstinencia y simplemente pensaba que era frío.



Mi torpeza, mis caídas, mi engreimiento y enfado de estar en un lugar diferente.

Mi capricho y mi castigo en el bosque.


Cuando me cargó en su espalda de regreso del río.

Cuando lo besé.

Y... todas las otras veces que nos besamos.


La primera vez que me tocó.

La primera vez que me hizo suyo.

Mi primera vez.


Él fue muchas primeras veces para mí.

Y también era mi primera despedida, así de dolorosa.

Iba a extrañarlo tanto, no quería irme.


En un solo verano había descubierto tanto sobre mí mismo como de mi familia, de mis padres, de su antigua vida en el pueblo. Dándome cuenta de lo diferente que era a nuestra vida en la ciudad. Había tanto que vería distinto de ese entonces en adelante. La historia de mis abuelos, la historia de mi familia con el alcohol, esa maldita adicción y problema que llevaba en la sangre. Definitivamente, había sido un verano lleno de descubrimientos.

Un Verano Para Siempre | Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora