CAPÍTULO 21

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IVY.

Estaba en mi casa tranquila con Celine quien había venido a visitarme sin una razón alguna solo porque quiere y puede, como diría ella.

De repente, el sonido de una notificación rompió el silencio resonando por toda la sala y agarro mi celular.

—¿Quién es? —preguntó Celine interesada inclinándose hacia mí y le aparto el celular —. ¿Es Lorena?

—No, ni siquiera tengo su número.

—Pues deberías —dijo, y rodé los ojos por su comentario.

—Es Iván —suelto un suspiro dejando el móvil a un lado.

—¿Pero qué dice? Dale, lee el mensaje —me agita el hombro con impaciencia.

—Déjame ver... —se acerca rápidamente para ver el chat —. Dice que nos reunamos en el café ahora mismo.

—Pregúntale si pagará por la comida —frunzo el ceño y la volteé a ver.

—No haré eso.

—¿No quieres ir?

—¿Por qué debería? Claramente, no me apetece hacerlo.

—Entonces iremos —exclamó con entusiasmo levantándose del sofá para tomar su bolso —. ¿Qué esperas? Es comida gratis.

—Él nunca lo dijo —respondí, cruzándome de brazos.

—Pues me pagará el mío, eso sí es obvio, ¿no? —replicó con una gran sonrisa.

La observo durante un momento cuestionándome, cómo había llegado a ser su amiga. Ni siquiera encajamos...

•○•○☆○•○•

LORENA.

Entré a la cafetería que Iván me había indicado y camino hasta el fondo donde se supone que siempre se reunía su grupito. Al encontrarlo con la mirada, una sonrisa se dibujó en mi rostro de inmediato, nuestros ojos se encontraron por unos segundos y de repente hice contacto visual con la persona que se encontraba sentada a su lado. Era Chloe, la chica de la fiesta. Mi sonrisa se desvaneció completamente al instante sin siquiera poder disimular.

—Buenas tardes —saludé, y ambos me contestaron por educación.

Hago el ademán de sentarme en la silla junto a Iván y antes que pudiera hacerlo, Chloe soltó un comentario.

—Creo que sería mejor que Ivy se sentara ahí, ¿no crees, Lorena? —me sonrió de una manera tan falsa que ni siquiera me molesté en devolverle el gesto ni aunque me hubieran obligado.

—Completamente cierto, Chloe —pronuncio su nombre con cierto disgusto y terminé sentándome en una silla intermedia entre Iván y yo.

—Creo que los chicos no tardan en llegar, acabo de hablar ellos —me informó y asentí.

—¡Lorena! —escuché la voz de Eliot y sonreí.

—Llegaron a tiempo —indiqué, volteando a ver hacia el pasillo.

—La primera que... —sus ojos se detuvieron en la colada y cerró la boca al instante —. Chloe —murmuró sorprendido —, qué milagro verte por acá.

—Lorena... —me saluda Timothy y le devuelvo el gesto.

Eliot se fue a sentar junto a la chica y Tim al lado de su amigo. Solo quedaban dos sillas libres, una a cada lado de mí, pero Rosita y Celine, no habían llegado aún.

Inevitablemente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora