Inevitablemente Tuya

CAPÍTULO 18

ELIOT.

—¿Te colgó? —me cuestiona Celine desde el asiento del auto.

—Parecía sorprendida, creo que no sabía nada —le aviso sin interés mientras enciendo el motor del auto en camino al hospital.

—Pobre Ivy —escucho decir a Timothy y me encojo de hombros.

—Si no le hubieras llamado, ¿no hubiera sabido?

—Supongo que Janah iba a decírselo, por eso me colgó la llamada.

—No creo, sabes cómo es esa mujer con Ivy —resopló Celine, limitándose a verme con asco —. Se cree la gran cosa, ni mi madre es así.

—Ya deja de hablar mal de la señora —le advierto, sintiendo una punzada de rabia.

—¿Y? Es verdad. ¿Qué quieres que haga? —rodó los ojos a lo que me la quedé viendo por el espejo retrovisor.

—Es la madre de Iván y nos considera como parte de su familia, el hecho de que estés hablando así, es ser hipócrita. Así que ya guárdate tus comentarios porque no tolero actitudes así.

—Como digas —levanta sus manos en modo de defensa soltando un resoplido.

—Ni dijo nada malo, Eliot —la defiende Timothy y lo volteo a ver con seriedad.

—¿Tú desde cuándo hablas tanto? ¿No que no te gustaba meterte en asuntos que no valen la pena? —bramo, ya molesto.

Timothy me ignora completamente y aparta su mirada para mirar por la ventana sin más.

—Eso fue grosero de tu parte, idiota. No le hables así —percibo la mirada de repugnancia por parte de la rata francesa —. Si no has cogido, no es nuestro problema —se cruza de brazos con fastidio.

—Cállate.

Suelto un suspiro incapaz de soportar su voz de niña mimada. ¿En qué momento llegó a ser parte del grupo? Tengo que tolerar su actitud por culpa de Iván ya que a Ivy le vale todo.

—Tú y yo estamos aquí gracias al poder del sexo, así que cariño, no te cabrees —me toca el hombro —. Espero que mejores... como persona, idiota —me tira un beso mostrándome el dedo de en medio y devuelve su vista a la ventana.

Timmy se ríe a carcajadas y aprieto el volante con fuerza tratando de calmarme y no decir algo que moleste a estos dos sensibles. Hasta Lorena me caía mejor...

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LORENA.

Nos habían dejado entrar a la habitación donde se estaba recuperando Iván ya que era hora de visita.

—¡Lorena! —su voz resonó antes de que pudiera verlo.

Una amplia sonrisa se me dibuja en el rostro al darme cuenta de que en verdad no estaba en tan mala condición como pensaba.

—Lorena, Lorena... al parecer soy invisible para ti, Iván —comenta Ivy acercándose al él y río por lo bajo.

—Es que no te vi, como eres tan enana, Muffin —Ivy se cruza de brazos y le da un golpe en el brazo —. ¡Ah! ¡¿Estás loca?! Agh, si me ibas a tratar así mejor no hubieras venido —se soba el brazo adolorido y me acerco a ellos cuando el cuerpo de Ivy se tensa dejando de emitir alguna palabra. Cruzo mis brazos sobre su hombro acercándola a mí y me voltea a ver inmediatamente.

—Ey, ella estaba muy preocupada por ti, no digas eso.

—Me acaba de gol...