CAPÍTULO 13

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LORENA.

Sin la ayuda de Iván, me vi obligada a usar el navegador a donde quiera que iba y eso es lo que precisamente estaba haciendo en estos momentos.

Camino por las largas calles y avenidas junto a cientos de personas pasándome de un lado al otro. Me paré en seco luego de no saber hacia dónde me dirigía.

Creo que estoy perdida...
No, definitivamente estoy perdida.

Tenía que ser yo. ¡¿Lorena, ni siquiera puedes usar un navegador?!

Sigo mi camino tratando de reubicarme sin usar el celular. Paso frente a una tienda de dulces y me detengo frente al gran ventanal de vidrio dejándome ver todas las opciones desde su interior.

Sin pensarlo dos veces, entré a la tienda y fui recibida por el tentador aroma a dulces que impregnaba el ambiente. La campanita sonó alegremente al abrir la puerta, como si estuviera anunciando mi llegada a un paraíso azucarado. Una amable empleada se acercó con una resplandeciente sonrisa para ofrecerme su ayuda.

Me relamo los labios antes de sonreír emocionada. Mientras buscaba algo, encontré algo todavía mejor.

Olía delicioso, ¿esto era un sueño? Mi niña interior está tan feliz.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarla? Tenemos una gran variedad de dulces, postres y helados disponibles. ¿Busca uno en particular o desea ver el menú?

—No lo sé. ¿Usted cuál me recomienda? —ella suelta una risilla y asiente con la cabeza antes de decir:

—Acompáñeme.

Me guía a través de unos largos pasillos mientras me hablaba sobre los diferentes productos. Apenas la escuchaba porque estaba sorprendida por la diversidad de golosinas que había a mi alrededor.

—También tenemos los populares Pocky, en sabores como fresa, vainilla, chocolate, matcha... —al oír esa palabra, mi cabeza giró inmediatamente hacia su dirección.

—Quiero una caja de esos —avisé inmediatamente cuando la imagen de una pelirrosa cruzó rápido por mi mente y sonreí inevitablemente —. Mejor dos. Y también quiero unas gomitas, chocolates, cajetas... ¿y tiene caramelos de cereza? —la empleada asiente.

—¿Algo más?

—Quiero un pudín —sonrío sin poder evitarlo cuando me entrega todas las cosas luego de pagar.

—Se ve muy emocionada —comentó.

—Es que me gustan mucho los dulces.

—Muchas gracias por su compra, no olvide regresar.

—Lo haré, no se preocupe —me retiré despidiéndome con una mano.

Esto era el paraíso.

•○•○☆○•○•

Caminaba sin ningún rumbo por las calles hasta que pasé por un edificio que vendía comida. En ese momento, visualicé a una chica con dos mechones rosas y cabello corto atendiendo detrás de un mostrador.

¿Esa era Ivy?

Entrecerré los ojos intentando identificarla mejor y una amplia sonrisa se extendió por mi rostro al percatarme que no estaba equivocada.

Entro sin pensarlo dos veces y me formo en la fila esperando por mi turno para ordenar. La última persona que se encontraba frente a mí se retira y agrandé mi sonrisa al quedar frente a Ivy.

Sin embargo su sonrisa desaparece y suelta un pesado suspiro mirándome de mala gana.

—¿Qué quieres? —preguntó con un tono aburrido.

Inevitablemente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora