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— ¿QUE? — rió a carcajadas. — ¿Tú? ¿Park Chaeyoung rechazaste a Jimin 5 veces? Pensé que realmente te gustaba. — Jisoo atajó su estómago, ya dolía de tanto reír.

— ¡me gusta! Y mucho... — dijo apenas audible. — luego de esa cena de ex compañeros fue muy intenso, insistió tanto que volví a darle una oportunidad. Es difícil conquistarme.

— Miyeon lo sabía bien, ¡ella sufrió más que todos! — volvió a reír. — ¿te acuerdas en el colegio? Te había dejado miles de cartas bajo el pupitre.

— Lo recuerdo, pero no estaba muy interesada en ese entonces...

— Claro, te gustaba Jimin. — dijo tomando un sorbo de su vino incómoda, de reojo pudo ver como Rosé giraba los ojos. Miró la hora y marcaban exactamente las 10:57 pm. — Es tarde, Jimin estará preocupado por ti.

— No lo estará, Jisoooo. Deja de ser aburrida. — Rosé estaba un poco pasada de copas.

Luego de volver a quedar como amigas, ambas adultas se pusieron al día con anécdotas que cada una había pasado, rieron y recordaron momentos juntas con una copa de buen vino entre sus manos.

Había pasado algunas horas luego de la llegada de Rosé, sin embargo la lluvia aún no había parado, todo lo contrario, cada vez se hacía más fuerte. Rosé observó el rostro medio rojizo de Jisoo por culpa del alcohol, sus labios entre abiertos y su cabello negro y largo, había crecido tanto desde la última vez que la vio, definitivamente ahora era más madura en pensamiento y.. cuerpo.

Pero Jisoo tenía razón, era tarde y ambas adultas tenían trabajo al día siguiente. Dejó la copa en la mesa y con una sonrisa le habló a la mayor.

— Es tarde.. así que creo que debería irme. — hizo una pausa. — Fue agradable volver a estar contigo y acercarse a cómo antes. — se acercó a la puerta.

— Rosé, esta lloviendo muy fuerte no creo que sea bueno-

— No puedo dormir en tu casa, engañaría a mi novio. — bromeó. Jisoo no entendió y solo frunció su ceño confundida. Se acercó a la menor y con una sonrisa abrió la puerta de su casa.

— Espero que llegues bien.

Rosé tocó su hombro suavemente y se paró de puntitas para besar su mejilla tan rápido que Jisoo no tuvo tiempo de reaccionar. Su rostro se convirtió en su enemigo poniéndose roja por completo y recordando esos momentos en la que su mejor amiga besaba sin vergüenza alguna toda su cara. Ambas sonrieron.

— Nos vemos luego, Soo.

[...]

Jisoo apareció en su oficina con la mejor sonrisa del mundo mostrando su perfecta dentadura. Saludaba a todos los que pasaban, ¿la razón? No había razón, simplemente estaba feliz.

Eso o una ardillita dejó un beso en su mejilla haciendo soñar a Jisoo toda la noche. Sorpresivamente todos los empleados la miraron reluciente, contagiaba la felicidad por donde quiera que vaya.

Sana la miró desde su escritorio con una mirada enojada, seguía ofendida por lo de ayer ¿y como se atrevía a venir así al trabajo? Se lavantó de su silla decidida a enfrentarla pero una voz la detuvo.

— permiso, PERMISO. — gritó Lisa entrando a la empresa con dos tazas de café. Vestía unos shorts apretados, una remera deportiva y un gorro, siempre trotando. — ¡Jisoo! Entrega especial para Jisoo. Permiso. Dije permiso. —pasó a lado de Sana.

— Pero ¿que? Lisa que haces así vestida en mi oficina ¿y por qué no te quedas quieta?

— Jennie me retó a hacer mil pasos — Jisoo iba a decir algo pero Lisa habló de nuevo. — Sin compras.

𝘗𝘙𝘖𝘔𝘌𝘚𝘈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora