014.

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El desayuno fue un poco incomodo, Jimin estaba sentado en otra mesa con sus colegas de trabajo, mientras que Rosé compartía la comida con Jisoo, Jennie y Lisa. Un terror de grupo. Si no fuera porque el estómago de Jisoo estaba gruñendo de hambre diría que hay tensión en la mesa.

Las manos de Park sobre la taza de café caliente, su mirada perdida por el suelo y vagos suspiros de vez en cuando. Se sentía terrible tener que volver a la realidad y más cuando aún le quedaba una charla con su ¿ex novio?

Seguía pensando en aquella cajita negra donde se encontraba el anillo, era bonito, tenía un pequeño diamante y brillaba, el sueño de toda mujer. Pero el de ella no, al menos no con Jimin. Y lo peor es que aquel joven era el hombre soñado, un caballero sin armadura, la trataba como princesa y Rosé estaba segura que le gustaba mucho, confundida si era por el trato o no, le gustaba; pero no estaba enamorada. Se sentía del asco, lo único que provoco en Jimin fue hacerle perder el tiempo. Sin saber que hacer solo quedaba más que disculparse y aceptar toda la culpa, lo cual si lo tenía.

Respiró profundamente antes de llevar la taza caliente a sus labios dándole un sorbo, saboreó el delicioso café y por fin levantó su mirada.

— ¿Rosé? — susurró la mayor, asustada y preocupada por su trance. — ¿Todo bien?

Ella rió nerviosa, todas las miradas de la mesa cayeron en ella. — S-si, solo estaba pensando un poco.

Jisoo se acercó lentamente a ella para poder hablarle sin que las demás escuchasen.

— ¿Quieres hablar después?

Estoy bien, linda.

Jennie y Lisa pudieron ver como las orejas de su amiga se volvieron rojas junto con su rostro y Jisoo en un trance por la perfecta melodia de su voz con aquel apodo que la llamó, su corazón comenzó a latir desenfrenado.

[...]

Entonces Rosé nuevamente se encontraba con lágrimas en sus ojos, su nariz chorreaba y los sollozos se hacían audibles, si Jisoo estuviera ahí con ella la consolaría tan rápido como pudiese pero no lo está.

Ella estaba en el baño de su habitación llorando, había tenido la dichosa charla por fin con su, ahora si, ex novio. Habían hablado tanto, tocaron temas sensibles y sentimentales sobre su futuro juntos, ver a Jimin llorar por amor y con un corazón roto la hizo sentirse más que una tonta. Lo apreciaba y amaba demasiado, pero no de la misma forma.

"— Rosé, ¿por que me haces esto? Tuviste tanto tiempo para decirme, me hiciste sentir tan amado, tu forma de querer me hizo sentir bien y protegido, ¿por que simplemente me dejas caer ahora? Yo... — limpió sus lágrimas. — Yo.. ¿hay alguien más? "

Volvió a sentir sus lágrimas caer al recordar sus palabras, con la poca fuerza que tenía se limpió el rostro, sofocada y perdida por la noción del tiempo salió del baño, había estado horas ahí y sin darse cuenta lo más probable es que Jimin volvería en cualquier momento. No quería encontrarse con él y verlo llorar nuevamente.

¿Hay alguien más?

¿Hay alguien más?

¿Hay alguien más?

Bueno.. ¿como puedo explicártelo sin que tu mirada me juzgue?

[...]

— Por favor, con cuidado. — pidió Jisoo ayudando a guardar las maletas en el avión. — Ya saben todos sus lugares, acomódense y ya saben, cualquier duda conmigo.

De pronto, todos los pasajeros comenzaron a aplaudirla, Jisoo se sintió un poco tímida pero en el fondo sabía que lo merecía, estaba orgullosa de poder completar su gran responsabilidad por primera vez, entonces ahí supo que ese trabajo le estaba empezando a gustar más.

Agradeció con una enorme sonrisa, todos la halagaban.

Y Rosé, en el fondo de los asiento la miró con una tierna sonrisa, desde siempre supo que su amiga de la infancia tenía una característica sonrisa hermosa, y su risa era melodiosa, también le gustaba la forma en la que sus ojos se arrugaban y sus mejillas se abultaban. Le gustaba que cuando comía se enojaba demostrando que la comida estaba deliciosa, cuando dormía tenía que tener un aparato de ruido que sonaba igual a una fresca lluvia. La conocía tan bien que a pesar del tiempo en que no hablaron, supo que su amor por ella crecía tanto.

Tanto como la promesa que alguna vez llegaron a hablar.

Entonces recordó aquella charla cuando eran unas niñas, no podía creerlo, la inocencia en sus palabras con una pizca de ilusión, desde ese día Rosé supo que tenía un pequeño amor platónico por su amiga que solo iba aumentando con el pasar de los años; enamorándola y rompiéndole su corazón con su ida.

Miró a Jisoo una vez más y solo cayó en cuenta que no pudo amar a otra persona porque tenía la respuesta frente a su nariz.

Ella amaba a Jisoo.
















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¿Desayuno en Brasil? :)

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