𝘗𝘙𝘖𝘔𝘌𝘚𝘈.

021.

La fiesta estaba siendo un rotundo éxito, para no decir perfecto. Especialmente para Lisa y Jennie, quienes se encontraban en la pista dando todo de ellas, incluso hacían competencia de quien aguantaba tener mas alcohol en su sistema. No había nadie que no se estuviera divirtiendo.

Jisoo y Rosé estaban exhaustas, no solo por el simple hecho de que desde muy temprano ya se encontraban despiertas preparándose. Sino también que no las dejaban sentarse un solo minuto.

— Ah, Jisoo. Me muero de hambre. — Rosé atajó su estómago que juró escuchar gruñir. — y esa comida se ve tan apetecible, por favor roba un pedazo y mételo a mi boca.

Kim, como toda una obediente, tomó un pedazo de la comida y se lo dio a su esposa ganándose un beso.

— Vamos, ya es hora de cenar. — tomó su mano para guiarla a su mesa especialmente decoradas sólo para ellas.

Estaban felices oyendo la buena música de uno de los colegas de Rosé, mientras disfrutan de un buen banquete digno de dos mujeres muy amadas.

De pronto pudieron ver como dos hombres altos y trajeados se acercaron a ellas. Jisoo quería meterse debajo de la mesa y no volver a salir nunca más de ahí. Suspiró cuando vio que uno de ellos abrió su boca para hablar.

— ¡Pero si ahora son las esposas! Tan tiempo. — tomó la mano de Rosé y con mucha suavidad la besó. Esto no pasó desapercibido por Jisoo quien solo agarraba su tenedor con fuerza. — Jisoo estas hermosa, ¿hace cuanto tiempo no te veía?

Kim tensó su mandíbula y con una pequeña curva en sus labios, sonrió. — Hace muchos años la verdad.

— ¿Se conocen? — esta vez fue Rosé la que habló confundida.

— Que mala educación lo siento. — chasqueó su lengua. — Soy Haein y él es mi amigo Bohyun. — el más bajo saludó sonriente. — Somos los ex's de Jisoo.

— Ah. — fue lo único que dijo y Kim pudo ver su muerte pasar por sus ojos al sentir el fuerte agarre de su esposa. — Jisoo no había dicho nada.

— No no no, no quiero arruinar nada, solo venia a desearles lo mejor. —interrumpió. — Jisoo era una enclosetada, ¡tengo anécdotas increíbles! Ella se pasaba hablando de ti y lo mucho que te extrañaba, ¡hasta yo empezaba a extrañarte! — rió. — Recuerdo las veces que salíamos y para ponerla celosa le decía que habían mujeres bonitas... y al final me daba la razón y terminaba mirándolas más que yo.

— Es cierto. — comentó el otro hombre. — Jisoo pasaba horas viendo videos musicales de Lady Gaga, dime algo que no sea más gay que eso.

Jisoo quería hundirse en su vino hasta olvidar esta humillación. — Dios mío que vergüenza, paren ya.

Y a pesar de la oscuridad de la noche y las pocas luces iluminando, se podía observar su rostro rojizo y no por el maquillaje.

— ¡Lo siento! Es divertido ver como luego de diez años jamás olvidaste a Rosé, y tiempo después estás aquí casándote con ella y nosotros aquí contando anécdotas tuyas pensando que nosotros seríamos los que se casen contigo.

— Ni siquiera lo sueñen. — Rosé besó su mejilla marcando territorio. — Jisoo es demasiado mía como para pensar en casarse con alguien más.

Kim solo pudo sonreír, porque evidentemente todo se puso de su lado de repente cuando comenzó a oír la canción Iris de Goo Goo Dolls.

— Siento muchísimo interrumpir esta incómoda y acalorada conversación, pero voy a robarme a mi esposa para bailar pieza de arte.

Tomó la mano de la rubia esperando que termine de acomodarse el vestido para dirigirse a la pista. Y casi por instinto, todos los invitados tomaron distancia para dejar el camino libre, rodeándolas, sabiendo lo que pasara.