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Era hora del almuerzo, Jisoo estaba estresada y de mal humor. Tenía una reunión con los jefes del departamento, incluyendo a su padre, obvio. Discutían sobre los próximos viajes, con sus gastos, su publicidad y más cosas.

Jisoo solo se dedicaba a escuchar y jugar con su bolígrafo, miraba como entraban y salían los asistentes para llevarles café o agua. Su padre era insistente, quería que participara en todas las reuniones posibles, quería que aprenda a cómo liderar y tomar las riendas de una empresa.

Toda la oficina estaba en su hora de descanso, algunos almorzando en su escritorio, otros salían a comer.

Jisoo rogaba que su estómago no haga ruido.

Solo elijan un destino, no es tan difícil.

Pensaba una y otro vez.

Miró hacia las afueras, las puerta eran de vidrios así que se podía ver todo lo que pasaba con los trabajadores. De pronto, una silueta rubia apareció en su vista, Era Rosé y tenía una bolsa llena de comida en sus manos.

Una sonrisa se asomó en su rostro pero rápidamente la sacó bajo la mirada de su padre.

De igual manera, su sonrisa iba a borrarse, apretó su bolígrafo y sacó su mirada de ella. Rosé estaba dándole un beso rápido en sus labios a Jimin mientras que le entregaba la comida, volvió a mirar como Jimin sonreía mientras le decía algunas palabras. Rosé se reía, tan delicada, tan hermosa.

Elijan de una vez, quiero irme de aquí.

— Permiso, pero los lugares más frecuentados son hacia America, ¿Un viaje todo incluido a Brasil? Las playas son magníficas, he oído hablar mucho de ellas.

Mi padre por fin miró su reloj.

— Se me ha pasado la hora, pero bien pensado Minho. Pueden tomar sus cosas y retirarse, volveremos después del almuerzo, sean puntuales por favor.

Jisoo salía casi volando de la habitación, pasó discretamente (no muy discreto) a lado de la pareja que seguían riéndose. Rosé no la vio.

Suspiró una vez que entró a su oficina.

— Se lo que intentas hacer. — Kim se sobresaltó al escuchar la voz de Sana. — quieres hacerte notar, ¿no?

— Solo pasaba, estaban en mi camino. — Jisoo rodó los ojos. — Tengo hambre, ¿tú?

— Ya almorcé con Jihyo pero gracias, puedo acompañarte.

— Por favor, odio almorzar sola.

Tomó su bolso y salió de su oficina con Sana detrás de ella. Miró de reojo a la pareja pero Rosé ya no estaba, solo Jimin comiendo sus fideos encima de su escritorio mientras miraba unos videos.

— ¿Donde vamos?

— Por aquí cerca hay un restaurante.

[...]

— Mhm... mhm... mhm... — Jennie afinaba su voz a la par que sacaba el jugo de la nevera.

— Lalalalalala... — continuó Lisa.

— Mhm.

— Lalala.

— Mhm.

— Lalala.

— Que.

𝘗𝘙𝘖𝘔𝘌𝘚𝘈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora