¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
JAJSJAJA, ver tantos comentarios funando a Elliot me recordó a esto.
Por cierto, hice otro dibujo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
JAJSJAJAJAJ, en serio, en vez de hacer cosas de provecho hago estas cosas, necesito aprovechar más mi tiempo libre en vez de hacer esto.
Bueno, solo les quería enseñar eso, espero que disfruten este capítulo tan esperado, aunque creo que no lo disfrutarán mucho ni tampoco les gustara haberlo esperado tanto...
--------------------
Su vida había mejorado. Ahora estaba en un lugar más tranquilo, lejos de aquellos adultos que lo maltrataban. Ya apenas le hacían exámenes, ya que el principal motivo del porque lo tenían encerrado, era por el gas, pero las cosas cambiaron, el cambio. Estaba mejor, y más al lado de DogDay, pero siempre había algo que lo fastidiaba todo, y lo que más le dolía, era que, lo que le hacía daño ahora, fue lo que antes era su escape de la realidad.
Sus pasos eran lentos y automáticos, ni siquiera se esforzaba en caminar recto. Se sentía perdido, vagaba por los pasillos de aquel bloque de enfermería, donde se encontraba el interino de CatNap.
Su cuerpo dolía, al igual que percibía como le faltaba el aire, y no tardo mucho en darse cuenta del porque de esto. En su cuello, había un collar con un gran cascabel, no entendía como se había dado cuenta antes, pero cada que se movía o caminaba, el cascabel hacía un ruido bastante llamativo. Esto era molesto para el fino oído del gato, aunque pronto eso dejaría de ser importante.
—Minino, ¿a dónde estás? —se escuchó decir una voz familiar. Cuando el felino giró la cabeza para ver de dónde provenía esa voz, pude ver que, en la esquina del pasillo donde estaba él, se escuchó unos pasos acercándose, y de ahí, salió DogDay un poco cambiado, poniendo nervioso a CatNap al ver esos ojos amarillos que tantas pesadillas le generaba—. ¡Oh, ahí estás! Mi lindo minino.
Su corazón latía con fuerza al verlo, y empezó a caminar hacia atrás para intentar alejarse de él, pero sentía como el caminaba muy lento, y el perro muy rápido. Cuando el canino ya estaba casi a su lado, lo agarró del cuello y lo puso contra la pared, para que así no se escapara.
