Lo Que Los Sueños Señalan /DogDay x CatNap/

18

Antes de nada, quería disculparme con ustedes por no traer este capítulo el sábado, tuvo una comunión y no pudo terminarlo.

Pero ahora sí, espero que disfruten el capítulo, aunque dudo que lo hagan.

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Había hecho las paces con Elliot, se suponía que todo ahora estaba bien, pero él no lo sentía así. Aún recordaba los ojos del felino, tristes y decepciones, aunque DogDay no lo conocía, sus ojos no decían ninguna mentira.

—«¿Y si decía la verdad?» —se preguntó, sentía que algo no encaja dentro de todo esto—. «Pero si de verdad nos conocíamos, yo debería recordarlo, o quizás...»

De repente, sintió un fuerte dolor en su cabeza, de alguna manera, cada vez que intentaba acordarse de aquel sueño o de esa imagen, un fuerte dolor le venía. Quería pensar algún motivo del porque pasaba eso, pero no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo.

De repente, el timbre de su casa sonó, y después, una voz familiar le llamó a desde la puerta—. ¡DogDay, abre! ¡Por favor!

El canino, alegre de que lo visitaran, fue acercándose a la puerta para abrirla, también escuchando otra voz diferente—. ¡Hoppy, no grites así! Puede que él esté durmiendo y...

—¡Por Dios, Bobby! Son las una de la tarde, ¿cómo voy a estar dormido a esta hora?

—¡Anda, DogDay! Que bien que nos has escuchado, ¿Cómo estás? —comentó la coneja feliz de verlo.

—Pues muy bien la verdad, pero ¿A que venís vosotras dos? ¿Queréis algo? —preguntó el perro.

—¡No, que va! Estamos bien, solo quería decir, ¡qué me va a pasar algo horrible! —dijo Hoppy Hopscotch de una forma algo exagerada, poniéndose de rodillas y abrazándose así mismas.

—¡¿Qué?! ¿¡Cómo que algo horrible!? ¿¡Estás en peligro!? —gritó el canino completamente asustado, sacando un par de carcajadas a la osa.

—¡No, tranquilo DogDay! Ella no corre peligro, solo que en una hora le tienen que sacar sangre, y a Hoppy le aterran las agujas. —indicó Bobby.

—¡Son horribles y dolorosas! ¡En serio no quiero ir! —gritó la coneja.

DogDay, quien también rio un poco al saber la verdad, dijo luego—. Tranquila, a mi tampoco me gustan, pero yo no exagero tanto como para llamar la atención.

Nadie se esperaba esas palabras, y mucho menos de él, que, por eso mismo, dio aún más resultado. Hoppy Hopscotch se quedó congelada en su lugar, sintió un sudor frío por su cabeza y un dolor fuerte en el pecho.

Por el contrario, Bobby sintió rabia, sabía lo que DogDay intentaba hacer, pero no quería que esas palabras le afectaran a Hoppy tanto como a ella—. Pero ella no lo hace para llamar la atención, lo hace para que nos riamos todos juntos, no entiendo porque te comportas así.

—Y yo no entiendo porque ella se tiene que comporta de esa forma, es ridículo.

Cada vez él iba más lejos, y ella se quedaba en blanco, sin poder reconocer a la persona que tenía enfrente—. ¿A qué quieres llegar con esto...?

Antes de que pudiera seguir, Hoppy la paró, y con la misma voz alegre que antes, comentó—. Bueno, perdón que cambie el tema, ¡pero Dios mío, DogDay! ¡Qué ojos tan bonitos! ¿Qué te han hecho? ¡Sin duda ese amarillo te favorece muchísimo!