11

1.2K 146 25
                                    

Tenía miedo, él estaba ahí dentro con aquellos monstruos que hacían daño, y le aterraba que algo malo le pasara. Cuando él y CatNap, fueron encontrados por unos bomberos, ellos los llevaron hasta un lugar seguro, pero cuando llegaron, tuvieron que ser examinados por doctores para saber si tenían heridas. DogDay fue el primer en ser inspeccionado, ya que sabía que nadie de ahí le haría daño, pero a CatNap...

—«Que él esté bien, por favor». —deseaba con toda su alma.

Esperaba con ansias la salida de este, ya que lo estaba esperándolo sentado en una silla al lado de la puerta, donde estaba su querido amigo, mientras que se aferraba a la manta que le habían dado. De repente, escuchó como la puerta se habría, y pudo ver al minino salir de allí.

—¡CatNap! ¿Estás bien? No te han hecho nada, ¿verdad? —dijo mientras que se levantaba de un golpe de la silla y se acercaba a su amigo.

—No, no te preocupes, no me han hecho daño. —respondió alegre pero cansado.

Rápidamente el felino sentó en otra silla al lado de la del canino, y este se sentó a su lado. De pronto, escuchó como CatNap estornudaba y al girarse al verlo, pudo notar como su cuerpo temblaba.

—Tienes frío, ¿verdad? —preguntó el perro, haciendo que el felino asintiera como respuesta. Este al saber eso, decide arroparlo junto a él con la manta, compartiéndola juntos—. Ten, así no te refrieras.

El otro lo miro extrañado, confundió, pero acepto el gesto con gratitud. DogDay, no entendió aquella mirada, ya que no sabía lo extraño que era para él el cariño sin maldad.

Acto seguido, el perro notó como el felino ponía su cabeza en su hombro, suponiendo que le pasaba—. Estás cansado, ¿no?

—Si, no suelo estar despierto tanto tiempo. —contestó el felino agotado.

—No te preocupes, pronto podrás descansar, te lo prometo.

Esas palabras reconfortantes hicieron que el corazón del felino latiera con fuerza, amaba con fuerza la compañía del perro. De repente, una puerta se abrió, dejando ver delante de ellos al famoso Elliot.

—Hola, DogDay. —dijo en un tono frío y una mirada seria.

Cuando el felino lo vio, rápidamente se apartó del canino y le dio la manta, no quería ser visto de esa manera con él enfrente del señor—. Hola, Elliot, ¿estás bien? —preguntó el canino curioso por su actitud.

—Ven conmigo, necesito hablar contigo a solas. —dijo sin más esperándolo en la puerta que irse.

DogDay algo asustado, fue con él, sin antes dejarle la manta a su amigo para que no tuviera frío. Caminaron unos cuantos pasos, hasta llegar a una habitación, donde hay los dos solos, empezaron una acalorada discusión.

—¿¡En qué mierda pensabas yendo a por él, DogDay!? ¡Podrías haber muerto allí! —gritó muy fuerte el varón llegando a asustar a cualquiera, menos a DogDay.

—¡Él también podría haber muerto, pero no hiciste nada! ¡No te importa en lo más mínimo!

—¡No podías ir, ya lo sabes!

—¡Eso es mentira, lo dejaste ahí para desacerté de él! ¡Lo sé todo! ¡Desde que lo repudias hasta que lo creaste para mi! ¡Y que un tal Sawler le hace daño! Cuando sepa quien es juro que le morderé la mano tan fuerte que se la arrancaré.

—¡No amenaces con eso! ¡Acabarás muy mal si lo haces!

—No es una amenaza, es un aviso. —dijo el canino con frialdad, mirando con odio a los ojos del humano—. ¿Y qué tan mal acabaría si llegara a hacer eso? ¿Me haríais daño?

Lo Que Los Sueños Señalan /DogDay x CatNap/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora